TIEMPO DE CRISIS

El otro día tuve invitados en casa para comer. Una de las comensales era extranjera y provenía de un país donde según dijo, no había pensiones de jubilación, orfandad o por viudedad, tampoco había prestaciones por desocupación ni coberturas en caso de baja laboral. Decía que en su país la gente se las apañaba como podía y siempre estaba trabajando en mejores o peores condiciones por tratar de subsistir; añadió que nosotros mismos nos cargábamos la economía de nuestro país creando un sistema que favorece la acomodación de los ciudadanos. Lo cierto es que esto deja un poco que pensar y también puede sacar cierta polémica.
Por suerte o por desgracia, yo he conocido a mucha gente con el objetivo de conseguir algún tipo de prestación, de estas de las que con suerte podemos gozar al nuestro país, teniendo capacidad para trabajar (pero pocas ganas), y lo peor de todo, es que muchos la han conseguido. Esto le da la razón a mi invitada, que por cierto era una universitaria inteligente, que demostró tener mejores conocimientos de economía que yo.
Después hay que añadir que los bancos nos han dado tantas facilidades, que nos hemos acostumbrado a vivir por encima de nuestras posibilidades y gastar mucho para estar a la ultima moda, con las mejores comodidades, con un gran coche o dos, una televisión de plasma de máximas dimensiones y una casa que vale mucho menos de lo que hemos pagado, porque el precio de la vivienda ha subido mucho en poco tiempo y eso que los sueldos de los operarios de la construcción y los materiales no han subido tanto. ¿Quien se embolsa la diferencia?.
Así también hay empresas de esas que son grandes, muy grandes y venden por todo el mundo, que siempre buscan aumentar sus beneficios con respecto al año anterior, llevándose sus fábricas de producción allí donde la mano de obra es más barata y si de esta gran cantidad de beneficios que sacan no hay una inversión para crear nuevos puestos de trabajo proporcionalmente mayor con respecto al año anterior y en los países de origen, poco a poco entre unos y otros vamos dejando el mercado sin dinero, es decir en crisis.
Ahora hay que añadir que los medios de comunicación, sin medir demasiado el alcance de sus poderosas palabras sobre las masas, crean un estado de alerta y miedo que aún favorece un poco más el receso económico.
Habrá muchos más factores, pero ahora lo más fácil es echarle la culpa al gobierno, como si fuera una sola persona la que controlara absolutamente todos y cada uno de los movimientos de ciudadanos, bancos, medios de comunicación y empresarios, cuando el egoísmo colectivo también tiene mucho que ver.