EL FIN DEL MUNDO

La semana pasada fui al cine y vi una película sobre el fin del mundo. Lo cierto es que no es la primera que he visto en estos últimos años. Podría decir que para llevar esta temática a la gran pantalla, los guionistas se han inspirado en religiones y culturas de todo el mundo que han ido anunciando su fin. En esta ocasión, según un calendario de una cultura sudamericana que prevé su final dentro de tres años. Pero según el cine, este fin puede llegar por medio de un cometa que se estrella contra la tierra, un desastre natural de proporciones salvajes e incluso atacados por unos seres superiores que también nos han ido avisando desde el espacio y se han llevado algunos de nosotros para poblar otro planeta.
Imaginación a parte, en realidad parece que tengamos ganas de que se acabe el mundo y estamos esperando un hecho que para muchos resulta inminente. Quizá hay que recordar que antes también se han marcados fechas del fin del mundo en las que una vez cumplidas, poco más ha sucedido. Pero quizá hace falta no bajar la guardia. Dicen que cuando el río suena... agua lleva.
Sin embargo, ¿por qué esperamos que acabe este mundo?. Tal vez porque no estamos a gusto; porque nos percatamos de que las cosas no van muy bien; porque hay avaricia, odio, incomprensión, guerras, intereses, corrupción, abusos; porque vivimos tiempo de crisis, carencia de valores, libertinaje; porque no hay ningún tipo de respeto. Entonces deseamos un cambio, pero nos sentimos tan perdidos o vencidos, que esperamos que sea un cataclismo el que acabo con todo.
Si no nos gusta el mundo en que vivimos, ¿qué estamos haciendo cada uno de nosotros para intentar cambiarlo?. ¿Nos estamos dejando arrastrar por la corriente de la perdición o la indiferencia?. Creo que todos sabemos reconocer cuando las cosas están mal. Pero ¿cómo actuamos?: ¿Con indiferencia?. ¿Con egoísmo pensando sólo en nuestra propia comodidad?.
Debo decir que a veces me gusta arañar las conciencias de las personas intentando que la gente piense un poco y cambie ciertas actitudes que hoy predominan en esta sociedad. Una vez más, espero que las palabras no se las lleve el viento o sirvan sólo para distraernos unos instantes.