Un título como este es difícil de publicar, quizá por el uso que se hace de esta palabra que suele ser considerada grosera, pero también está supervalorada dentro de su contenido machista que indica autoridad, que es el tema a tratar. Antes sE quejaba la gente de vivir en una dictadura, a pesar de que ni esto podía hacer. Entonces lucharon por la democracia, por la libertad, por la defensa de los derechos humanos y ahora resulta una paradoja ver que hemos llegado ya al extremo opuesto.
Vivimos un momento en el que no hay respeto por nada, la libertad es libertinaje y a veces parece que ya ni la guardia civil tiene autoridad. Así a los hijos no se les puede dar ni un coscorrón y quizá aprenden a crecer en un mundo que no les pone ningún tipo de límites, empezando por casa, pasando por la escuela o en la calle. Y por sí fuera poco, parece que el cine y la televisión ensalzan las actividades de delincuencia, promiscuidad, drogas, agresividad, etc. y que enseguida sintonizan con los jóvenes.
Así poco a poco va aumentando el vandalismo y no le puedes decir nada a nadie que esté rompiendo una farola o haciendo una pintada en una pared, porque después de que te acabe de encender más la sangre, te quedarás igual y, además, se habrán burlado de ti sin sacar nada de provecho que pueda disuadir al autor del delito. Este se irá pensando en su valentía convencido de que ha puesto los cojones encima la mesa y, por tanto, es invencible.
Así cada vez hay menos civismo y también menos gente se atreve a llamarle la atención a cualquiera que atente contra el orden público, en parte también porque poco le importa lo que haga otro o porque supone entrar en una lucha que no va a ganar. Llega un momento que tras unos hechos que consiguen mucha publicidad mediática, se propone investir de autoridad pública a los maestros, pero ¿servirá para algo, o simplemente alimentará un recelo como el que se le tiene a la policía?. Queda claro que nunca será posible una vigilancia o dirección constante por parte de la policía y los maestros, por eso todo el mundo debe implicarse para guiar los más jóvenes y tener valor, si alguna vez hay que llamarle la atención a alguien. Quizá viendo que nadan contra una corriente muy fuerte, cogen esta guía que necesitan en sus vidas.