LA AMENAZA POLÍTICA

Sabemos que todos los políticos son iguales. Hace años que hemos estado gobernados por partidos políticos de todos los colores y continuamos viendo como cada vez son mayores las desigualdades sociales; prevalecen los intereses económicos por encima de las personas y el planeta... Han tenido la oportunidad de mejorar este mundo y se han dejado comprar sirviendo a intereses propios, dado que todos somos humanos y hemos construido una sociedad con los pilares del “sálvese quien pueda”, “la riqueza siempre es poca” o “el dinero por donde pasan moja”.
Y mientras ningún político es perfecto, todos los otros tienen de qué hablar, acusarle, exigirle, quejarse... esperando así su turno para gobernar y comer su trozo del pastel. Así, se lamen los dedos con las zulladas del que gobierna hoy porque mañana, después de estos errores, la indiferencia de unos y el voto de otros acabarán haciendo que ocupen su lugar en el poder. Y entrarán otros iguales con los bolsillos llenos de promesas, con diferente nombre y collar, que sabran aprovechar la racha mientras dure para cambiar los “bonus” de las promesas por dinero con el que nutrir amigos y familiares y llenarse las arcas hoy por si no tenemos para mañana.
Pero ¿Qué pasaría si entrara a gobernar una persona que lo hiciera bien? Los políticos de siempre ya no tendrían cabida. Ya no podrían esperar que les invitasen a comer pastel porque su fiesta habría acabado. Esta otra persona, fácilmente sería reelegida una vez y otra, y excepto que fuera a entrar otra persona que aún lo hiciera mejor, o la anterior se cansará, ya no tendrían cabida los políticos que hemos conocido hasta ahora.
¿Te sumas al cambio? Deja de votar a los de siempre, que ya han tenido su oportunidad. Si los nuevos lo hacen mal, pide anticipar elecciones y vota por su recambio hasta que encontremos a quien nos merecemos como ciudadanía, ¿No?
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ERECCIONES MUNICIPALES

Nunca me había excitado la política. Me resultaba tediosa, poco atractiva y un sin sentido. Y ahora, a los 44 años, me veo leyendo el periódico o en la web o escuchando en la radio noticias sobre política, especialmente en el ámbito local. ¿Por qué este cambio? Lo más fácil de creer es que estoy  haciéndome mayor. Aunque también es porque he tratado de deshacerme de mis posibles prejuicios e ideas sobre lo que me parecía la política y me he dejado llevar por otras personas, llegando al punto de presentarme a las elecciones municipales, aunque sea por la cola y sin demasiadas posibilidades de resultar elegido.
¿Por qué lo he hecho? Porque he estado muchos años ejerciendo en el ámbito social tratando de dar lo mejor de mí a aquellas personas que han  encontrado dificultades en el su devenir por este mundo. Y veo que todos estos esfuerzos han sido añadidos para tratar de tapar mayores problemas estructurales de la sociedad. Entonces pensé que es necesario actuar de otra forma o desde otra posición.
Así y todo, aunque tengo muchas ganas de trabajar para hacer de mi entorno un espacio mejor para todas las personas, nunca me he sentido tan fuera de lugar como en este ámbito. Pienso que para resolver muchos de los problemas que nos afecten como ciudad, debemos unir fuerzas y trabajar todas y todos y para esto es necesario mucho respeto, diálogo, escucha, comprensión, análisis, creatividad, ... y por encima de todo, velar por los intereses de todas y cada una de las personas que viven en ella. Son elementos que he echado de menos con mi pequeña aproximación. La mayor parte de las palabras que he escuchado o leído, han sido para atacar lo que han hecho o han dejado de hacer otros partidos políticos o varios de sus miembros, convirtiendo la enorme responsabilidad que implica dirigir un pueblo en una atracción de circo.
Veo que somos una ciudad derrotada, que se chupa las heridas pensando con nostalgia en sus viejas glorias del pasado o en las fiestas. Si algo caracterizó a las personas que nos precedieron, fue su capacidad de unir: unieron cosas tan dispares como unas aceitunas con las anchoas en un escondido rincón de montaña donde precisamente carecían de anchoas y aceitunas. Unieron una mala orografía y difíciles accesos por carretera con la industria textil; la gente trabajadora, por aquellos momentos, hombres, mujeres, niños y niñas també se unieron e hicieron huelga para pedir mejores condiciones de trabajo ... Y ahora somos una ciudad derrotada, vencida porque está dividida. Y como se dice: divide y vencerás.
Tenemos partidos políticos que nacen como champiñones, fruto de la humedad y la descomposición. Alguien en nuestra ciudad dijo hace poco tiempo atrás que el bipartidismo (Lo del Barça-Madrid, para los que les suene más la terminología futbolística) va camino de terminarse. Entonces deberán pactar con otros grupos minoritarios, si es necesario, con el demonio, para conseguir el mayor nivel de poder posible.
Si a veces dentro de una misma familia se producen discrepancias por motivos diferentes o Incluso por herencias que terminen dañando la relación familiar, ¿Querremos pactar con aquellos que nos hacen la contra, que nos insultan, que han creado otro partido político, que han cambiado de color, que ven amenazado su estatus...? Yo pienso que no. Entonces posiblemente llegaremos a ver que obligados a pactos de conveniencia, todo acabará en divorcio y quizás lleguemos al mismo punto donde nos encontramos, una ciudad en la que ni se hace ni se deja hacer, continuando estancada y en caída.
Mucha gente votará a los de siempre porque como tenemos refranes para todo, rezarán convencidos lo de "más vale malo conocido que bueno por conocer" y porque al fin y al cabo, estas personas viven bien y los problemas son cosa de los otros. Otra gente dejará de votar porque prefieren el fútbol al circo. También habrá quien tendrá el convencimiento de que todos los políticos son iguales y echaran su voto a cualquier recién llegado extremista que diga defender cuatro intereses muy particulares como una manera de protesta ante a los de siempre ...
Es decir, después de las elecciones municipales es altamente probable que volvamos a quedarnos como estamos por indiferencia, por desavenencia, por insatisfacción, por desencanto ... Y los buitres continuaran dando vueltas en modo rotonda por encima de nuestros cabezas esperando que nuestra agonía, lo que por el momento afecta lo que algunos consideren una minoría, termine en gangrena y provocando la muerte, porque habremos elegido aguantar antes de cortar a tiempo. Así, a los buitres, que també tienen derecho a comer, podrán cebarse sobre los desechos.
Quizá preferimos utilizar la viagra del voto para provocar una erección en los penes flácidos y aburridos de los políticos envejecidos, que hacen siempre lo mismo con la cacerola de las ideas quemadas por la avaricia. Abrazaremos lo de siempre antes de buscar una herramienta diferente, con aires de cambios, nueva, con ganas, que ponga los hormonas en movimiento y pueda prescindir de la química artificial poniéndolos firmes a todos.
¿Podríamos unir todas nuestras diferencias y defectos por el bien común? ¿Habrá alguna manera en la que todas las personas que viven en esta ciudad puedan ganar?
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ANIMAL O SER HUMANO


En el mundo hay personas altas y otras bajitas; hay personas jóvenes y otras con mucha más edad; hay personas con una gran belleza física y otras que la tienen en su interior; hay personas muy formadas y preparadas y otras con mucha experiencia; hay personas que trabajan y otras que no lo hacen o ya lo hicieron; hay personas con mucho dinero y otras que no tienen mucho; hay personas con buenas palabras y otras con nobles intenciones; hay personas que conservan todas las partes del cuerpo y otras a las que les falta alguna; hay personas muy simpáticas y otras más serias ... Pero al fin y al cabo, todas estas personas forman parte del mundo y la sociedad en que vivimos.
Si seguimos observando este mundo, nos podemos dar cuenta que en la propia naturaleza, de la que en algún momento salimos, prima la ley del más fuerte y la supervivencia. Así, podemos ver que un animalito con alguna debilidad o desventaja, bien por la edad, limitaciones físicas, malformaciones, etc. queda a merced del hambre, las enfermedades, los depredadores e incluso en algunas especies, cae en el abandono de los suyos.
Si algo nos puede diferenciar bien los animales, es que los seres humanos no dejan atrás a ninguno de los suyos, sean como sean, tengan lo que tengan. Esto no es nada fácil porque de alguna manera seguimos mirándonos con recelo entre nosotros como si estos instintos animales todavía nos gobernaran. Miramos a la otra persona como la amenaza o la presa a devorar, el lastre, la competidora por el territorio, el rival que busca ser el macho alfa o conquistar a la hembra ...
Con esta misma actitud, fácilmente rechazamos los demás por su aspecto, por su estatus social, por su nivel cultural, por su manera de ser, porque no nos cae bien o piensa de manera diferente a la nuestra ... sin tener en cuenta ese ser humano; esa persona que hay detrás de todo esto, a la que no debemos excluir por lo que su genética o su entorno han acabado haciendo de ella.
Pero parece que mientras el ser rechazado les pase a los demás, no somos conscientes de la suerte que el resto tienen por haber podido nacer en un país desarrollado, tener una buena atención sanitaria, una educación, vivir en una casa con un grifo por el que sale agua, tener a quien nos quiera... Así fácilmente nos podemos creer mejor que esa otra persona que es bajita o gorda, que no tiene trabajo, que ya tiene mucha edad, que tampoco es demasiado simpática ... Cuando en realidad, todas y todos acabamos sentándonos en la taza del váter, aportando nuestra propia mierda al mundo.

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