¡BOMBA VA!

Dicen que con la crisis no hay trabajo, pero lo cierto es que cuando voy paseando por cualquier lugar encuentro un parque por mantener o vigilar, una persona mayor a la que acompañar, una pintada que quitar en una fachada, un camino que arreglar, una casa por rehabilitar, un barranco que limpiar, unos bancales yermos que trabajar. Está claro que trabajo hay, ahora bien, quizá lo que no hay es dinero para pagarla, a pesar de que no estoy muy de acuerdo. Desde mi gran ignorancia, me atrevo a evocar palabras de otros cuando dicen que el trabajo es un derecho amparado por la constitución y que dignifica al hombre, pero quizá no siempre hay muchas ganas de trabajar. Ahora bien, podemos hacer la prueba. Cuando a veces hablo con alguien que está en el paro, la mayoría suelen decir que ellos tienen ganas de trabajar. Entonces, si están cobrando alguna prestación por desocupación, es decir por no estar trabajando, que al fin y al cabo reciben del estado, ¿porque no pueden hacer una trabajo para el estado a cambio de esta prestación por desempleo?. Sin duda esto puede levantar ampollas. No digo que hagan la jornada completa por una prestación que mayoritariamente no llega al salario mínimo, pero quizá dedicarle unas horas semanales a hacer trabajos como las mencionadas ayudaría a tener una ciudad o país un poco mejor. Está claro que no todo el mundo sirve para hacer determinadas tareas, pero siempre se puede hacer una selección y formación que realmente resulte útil y práctica, porque hasta ahora, los desempleados pueden hacer muchos cursos en los que también se invierte mucho dinero, pero que al fin y al cabo, no llevan a ningún lugar y no siempre les permiten trabajar.
Pero dos cosas son ya seguras: nunca habrá político capaz de arriesgar su cargo adoptando una medida de gobierno como esta, y los que cobran del desempleo, mientras haya dinero para pagarles a cambio de nada, afirmarán que en realidad sin trabajar están mejor. Seguramente muchos podrán decir que es su derecho; que por eso han estado cotizando antes. Si verdaderamente lo creemos, es porque ya nos hemos acomodado mucho y estamos convencidos de nuestros derechos como ciudadanos, pero poco nos implicamos en el bienestar común. Sólo nos preocupamos por nosotros mismos, cosa que también se llama egoísmo.