SUICIDIO

Hace poco me dijeron que un joven más se había quitado la vida en nuestra ciudad, y a pesar de que no es la primera vez que esto sucede, parece que son los puentes, que tanto abundan y que también nos caracterizan, la opción preferida para acabar con el hastío que a veces nos rodea en este mundo. Cuando se trata de una persona joven, nos puede llamar más la atención, dado que ellos están abiertos a más posibilidades al tener toda una vida por delante y contar también con más recursos que quizá antes no había, pero parece que esto no siempre es suficiente. También resulta curioso que tampoco se hable demasiado del tema y quizá son hechos que siempre quedan en la sombra, así como de la misma manera la posibilidad de buscar una solución.
Quizá hay que preguntarse porque una persona puede llegar a ese extremo. La respuesta puede encontrarse en que la desbordaron problemas como un fracaso amoroso o en los estudios, sentimiento de soledad, dolor, tedio, desesperación, incomprensión...
Me cuesta de creer que nadie se haya dada cuenta antes de que una persona tenía unos problemas que llegaban a ahogarle tanto, hasta el punto de desear quitarse la vida, y que pudieran haber tratado de darle el apoyo que necesitaba. Evidentemente, en situaciones así, pienso que falta mucho una buena comunicación en todos los entornos. Ahora debo confesar que en alguna ocasión de mi vida, también han pasado por mi mente ideas de quitarme del medio, sintiéndome completamente solo, vacío, decepcionado, pero puedo decir que siempre se puede superar; que a pesar de que la vida a menudo es muy dura, siempre hay algo que vale la pena y el mundo está lleno de nuevas posibilidades, incluso situaciones mucho mejores que los mayores de nuestros problemas y por las que merece la pena vivir hasta la fecha de caducidad de nuestro cuerpo.
Es necesario decir que no hay que dejarse arrastrar por el hastío ni la desesperación, que quizá un día creamos haber llegado al fondo de la situación más oscura, pero tarde o temprano saldrá la luz y esta brillará con gran intensidad. Quizá hay que añadir que ante un obstáculo que percibimos nos desborda, lo mejor es no cerrarse, mantener la calma y buscar apoyo en cualquier amigo, familiar o profesional que nos acompañe hasta que pase la tempestad.
LEER MÁS...

MANUAL DE SEXO

Parece que la medicina cada vez está más avanzada. Ahora incluso es posible cambiar de sexo. Igualmente se han creado medicamentos que prolongan la erección y otros que retardan la eyaculación, pero también hay muchos avances en la cirugía estética y de reconstrucción: así, es posible cambiar el rostro de una persona, darle mayor volumen a los labios o a sus pechos, incluso implantarle cabellos; también se puede quitar la grasa del cuerpo definiendo mejor sus contornos, hasta llegar a una perfección modélica a golpe de bisturí, está claro que invirtiendo un buen puñado de dinero. También ha evolucionado la tecnología reproductiva que permite tener hijos a muchas parejas con dificultades para la concepción, incluso, corregir algunas porciones del genoma humano para librar de ciertas enfermedades hereditarias al futuro niño.
Parece que hay grandes intereses alrededor de la apariencia física y la sexualidad: todo el mundo quiere gozar de un cuerpo atractivo y de un sexo muy placentero y duradero. Y también todo el mundo quiere a los niños. Es el vigor de la juventud que nunca queremos perder, pero los años pasan y con el tiempo, el cuerpo envejece, menguan así sus funciones vitales: llega la senilidad que nadie desea, que todos rehúyen. Con ella surgen algunos problemas y enfermedades como el alzheimer, en las que no hay tanta inversión o interés como pueda haber en las situaciones antes mencionadas. Así quizá llegará el día que tendremos unos cuerpos viejos, pero bien conservados y muy hermosos, con una potencia y vigor sexual intactos, a pesar de que no lo sabremos valorar ni utilizar porque enfermedades degenerativas como el alzheimer aún nos dejarán el cerebro hecho polvo.
LEER MÁS...

AYUDA MUTUA

Hace unos días quedé para tomar café con unas amigas de mi mujer. Una de ellas trabajaba de dependienta en una librería de nuestra ciudad. Otra era peluquera y ellas dos empezaron a hablar sobre sí habían notado la crisis en sus respectivos oficios. La peluquera dijo que la gente alargaba un poco más el corte de los cabellos o el tinte, pero continuaba teniendo las mismas clientas y más o menos el negocio se mantenía bien. Añadía que la gente necesita sentirse bien y cuidar la propia imagen personal, nos ayuda, y más ante la situación actual.
Por otro lado, la librera dijo que ellos continuaban abriendo del lunes a domingo y tampoco habían notado demasiado la crisis, a pesar de que quizá había que esperarse para cerrar el ejercicio anual y verificarlo. Después continuó diciendo que esperaba que “la cosa” se arreglara a lo largo de este el año nuevo, pero para lo cual, había que librarnos del miedo y ayudarnos entre todos, porque si ante un futuro incierto, la gente no compra, no va al bar, a comprar el periódico, ropa o unos zapatos, etc. aún se extiende más y se agrava la crisis. Decía que a pesar de que fuera un poco cada uno, debíamos mover el dinero y así, entre todos, ir ayudando para salir de la crisis, pero está claro: los consumidores debíamos vencer el miedo y los empresarios, que tienen mayor poder sobre la economía y los puestos de trabajo, también.
Finalmente, otra de las amigas, que esta era una modesta funcionaria y que sin duda era de las que menos había notado la crisis, dijo lo mismo que yo creo: que quizá nos habíamos acostumbrado a vivir muy por encima de nuestras posibilidades con los créditos fáciles, el consumismo desmesurado y las hipotecas desorbitadas, para la gente que al fin y al cabo no dejamos de ser trabajadores. Cuando todo esto se ha desbordado, ha venido el caos: nos ha arrastrado la crisis y como somos los que estamos más abajo de la cadena jerárquica, somos también los que más sufrimos sus consecuencias. Así debemos asumir nuestro lugar en esta sociedad y no querer aparentar lo que en realidad no somos, gastando así lo necesario, lo que nos pueda permitir el bolsillo y no ir tirando más y más de tarjeta de crédito y préstamos desmesurados para una economía obrera, pero que al fin y al cabo, es la rotación de esta pequeña economía de los trabajadores, que debe ser real, no ficticia, la que más va haciendo rodar el dinero del mercado, porque toda unida representa la economía global de un país que entre cuatro adinerados no serán capaces de mover (estas últimas 49 palabras me han surgido de manera espontánea mientras escribía, pero las deje aquí por sí contienen algún mensaje de cordura).
LEER MÁS...

TIEMPO DE CAMBIO

Quedando ya atrás un año que ciertamente ha dejado bastante regusto amargo a causa de la crisis, empezamos un nuevo año. A menudo las personas hacen propósitos de cambio ante un nuevo año como una manera de marcar el comienzo de una nueva etapa en sus vidas y también con la esperanza que el nuevo año sea siempre mejor que el anterior.
Quizá es el momento que cada uno haga esos buenos propósitos para su vida, pero que en cierta medida también reviertan en otras personas, que seguro harán mejor nuestro entorno y así igualmente también revertirán otra vez en nosotros mismos.
Como todo cambio, a pesar de que suponga esfuerzo, si algo hemos aprendido de todo lo que queda atrás, para superarlo debemos saber adaptarnos y abrirnos a nuevas posibilidades y hacer que todo lo que por el momento sólo son “buenos propósitos”, realmente lleguen a convertirse en hechos.
Así, cada uno en la medida de sus capacidades y posibilidades, podamos hacernos el propósito de vencer todos nuestros miedos y mirar el futuro con optimismo; podemos mejorar nuestra imagen con un buen sonrisa; podemos dedicarle más tiempo a ofrecerlos una buena educación integral a los hijos y también a dedicarles más tiempo de juego con ellos; podemos tratar de mejorar nuestras relaciones con los vecinos, los compañeros de trabajo, los conocidos o incluso, la gente de la calle; podríamos ser un poco más honrados, más conformistas, más justos, más comprensivos, tolerantes y solidarios; igualmente podríamos ser menos avariciosos, menos egocéntricos, menos consumistas; también podríamos dedicar un poco más de tiempo a relajarnos e ir menos estresados organizando bien nuestro tiempo y nuestras rutinas diarias; podríamos esforzarnos al ser más responsables al volante del coche y conducir con calma; podríamos denunciar todo tipo de abuso que encontremos, sólo para hacerlos saber a sus autores que deben cambiar la manera de actuar; podríamos ser más respetuosos con las personas mayores y ofrecerles calor en una vida que poco a poco se hiela; podríamos llevar ilusión, humor y alegría a la gente que lo necesita; podríamos hacer mejor nuestro trabajo, aceptando nuestro lugar, tareas y responsabilidades; podríamos cuidar nuestro medio ambiente depositando la broza donde ha que, utilizando el coche solo el verdaderamente necesario y también consumiendo solo lo que es necesario; podríamos servirnos la ración justa en el plato por que no se tire la comida o no engordar; podríamos ser menos gruñones o agresivos y más pacifistas o conciliadores; podríamos ser guía de las personas que caminan perdidas...
Pero sobre todo, también podríamos difundir por lo menos parte de este mensaje, no sólo en palabras, sino igualmente con hechos. Y después de todo, seguro que también nos quedará tiempo para trabajar y además que lo haremos mejor, también puedo garantizar que seremos más felices en todos los ámbitos de nuestra vida y cambiaremos el mundo.
LEER MÁS...