VENDEDORES DE VASELINA

Hace una semana mi pareja asistió a una reunión en la comunidad de vecinos del garaje que entre otras cosas, tristemente heredaron ella y sus hermanas y hermano. El hecho de ir a una reunión de vecinos, ya suele anunciar que habrá pérdida de tiempo, falta de asistencia y algunas desavenencias. En este caso, en la comunidad se quería hacer una reforma en el ascensor de la casa que bajaría un poco el techo en un trozo del garaje para darlo al portal de entrada a la finca. Nada que no afectara al conjunto general del garaje ni a la plaza de aparcamiento de un vecino que no paraba de oponerse acaloradamente. Después de enturbiar, alargar y desviar la reunión o centrar la atención en este personaje, que llevó la tensión necesaria para que la reunión de la comunidad pudiese considerarse como tal, porque parece que si no sucede esto en una reunión de vecinos, esta no es más que un simple encuentro en el portal, todos al mismo tiempo, como si el resto de vecinos hubiesen conspirado previamente contra este otro propietario, le pidieron cuáles eran los argumentos de su oposición.
Finalmente se vio acorralado y desprotegido porque no dijo nada que pudiese argumentar en contra de la reforma, además de que era a quien menos afectaba y tampoco le suponía gasto alguno. Después de treinta años, esta modificación se aprobó y dentro de más o menos tiempo el ascensor bajará hasta la entrada y la gente mayor no necesitará subir los diez escalones que hay hasta la puerta del ascensor.
A menudo en la vida encontramos dificultades en diferentes situaciones como puedan ser enfermedades, accidentes, falta de trabajo, desengaños amorosos, muerte de amigos o familiares... Ciertamente todos anhelamos felicidad y que las cosas nos vayan bien librándonos de las desgracias o los problemas, incluso me atrevo a pensar que la gente envidiosa, mentirosa, malhumorada o gruñona también quiere ser feliz, pero creo que no saben ver que esas actitudes son opuestas al camino de la felicidad.
No acabo de entender porque hay gente que vive para dar por el c... ¿Qué sacan o atraen con eso?. Quizá que el resto valoremos la tranquilidad, la paz y la armonía que hay cuando, aparte de nuestras propias dificultades, nos libremos de las que otros se empecinan en ocasionarnos porque si, sin ningún otro motivo. Es triste pensar que quizá hay gente que no sabe ser feliz e invierte todos sus esfuerzos en hacer que la gente de su alrededor tampoco sea feliz. “¡Vive y deja vivir!”, solía decir mi abuela. Sin duda estas personas son dignos de lástima y quizá los demás deberíamos conocerlas un poco mejor para ofrecerles lo que falta en sus vidas, pero no es nada fácil ni atractivo. Ciertamente tenemos mucho trabajo que hacer aún para cambiar el mundo de nuestro alrededor, pero es más cómodo esperar que sea el otro quien arranque primero o cambie. Y así, esperando, acaba de pasar la vida sin que cada uno haya aportado su grano para mejorar nuestro entorno.