CARTA AL ALCALDE

Trabajo con drogodependientes y a pesar de que a menudo es duro y frustrante, me siento a gusto con lo que hago y también intento hacerlo mejor cada día, pero admito que es un mundo del que no siempre es fácil salir, encontrar el apoyo necesario o incluso, ponerle ganas para renovar toda una vida de trampas y quebraderos de cabeza.
Curiosamente, uno de estos pacientes me pidió si podía escribirle una carta para el alcalde, pero admito que me da miedo en sus manos; no sé el uso que le podría dar o las posibles repercusiones que este hecho pudiera tener, así que he decidido escribirla, no sólo para el alcalde, sino también para este paciente.
“Hace tiempo que estoy en el paro y a pesar de que pueda tener otros problemas personales además de la falta de trabajo, como mucha otra gente intento subsistir en este tiempo de crisis, es por eso que me cojo a cualquier cosa con la esperanza que todo vaya mejor.
A menudo pienso que los políticos hablan por hablar y ganar votos, y ahora, después de unos meses en los que un día coincidimos en una visita y le expuse mi problema, recuerdo que dijo que miraría de hacer algo por mí. Incluso podría enseñarle una foto que salió en el periódico en la que nosotros dos nos dábamos la mano.
Sé que es una persona con muchas responsabilidades, que se enfrenta a una actual situación muy difícil para todo el mundo y que tampoco encuentra apoyo o una guía en su camino, pero me gustaría creer que hay alguna esperanza; que esa gente a la que en su día algunos le dieron su voto, no lo hicieron para daros cuatro años de seguridad económica y laboral o más, sino también confiando que realmente estáis para mejorar la situación de esta magullada sociedad.
Sé que esto requeriría un gran esfuerzo por mi parte, ya que debería dar la cara por usted en el trabajo que me pudiese encontrar. A pesar de que podría excusarme como mucha otra gente que ostenta cargos como el suyo y decir que todos somos humanos y erramos, me gustaría hacerle una valiosa promesa y es que pienso cumplir como el que más, y si es preciso, a pesar de que son palabras mayores, como las que puedan emplear los políticos, dar la cara por usted, cambiar completamente mi vida y mis hábitos y trabajar como nunca.
Podría añadir que tengo una mujer y un hijo y así hacer lástima para apelar a su conciencia, pero esto no debe ser la fuerza que usted necesita, sino lo que me ha de dar fuerzas a mí para no hacer más tonterías, sentar la cabeza y darle a mi familia una vida mejor que la que tiene. Quizá yo necesite confiar más en esa gente que está para ayudarme, pero también debo darme un voto de confianza a mí mismo, hacer un buen esfuerzo y no bajar nunca la guardia.
Así, en estos tiempo tan difíciles, esperando tenga en consideración las necesidades de las personas, por encima de las buenas palabras e intenciones, obras o filmaciones cinematográficas,
Le saluda atentamente,
Un drogodependiente”.