¿QUÉ ES UN BOLÍGRAFO?


Casi sin ser demasiado conscientes de lo que el progreso implica, me he percatado que hace tiempo que utilizo ya muy poco un simple bolígrafo, de no ser por algunas firmas que he tenido que hacer en contadas ocasiones. Hoy en día, parece que todo se escribe con el ordenador por correo electrónico, o bien por el móvil, o incluso, al pagar con la tarjeta, firmamos con un instrumento óptico semejante a un lápiz; y casi sin percatarnos, esas herramientas que marcaron una gran diferencia en el mundo de la escritura, que son económicas, que no necesitan batería o electricidad, que van sin ninguna tarifa plana, que escriben enseguida, de manera ágil, sin necesidad de cargar un sistema operativo, poco a poco, van quedando atrás.

Lo mismo sucede con las cartas ordinarias, que antes escribías a mano cuando estabas fuera de casa, añadiendo si era necesario alguna fotografía revelada, misivas que tardaban días en llegar a su destinatario, que las esperaba con ilusión y que igualmente tenías que esperar otros tantos días para obtener la pertinente respuesta.

Quizá todo es ya cosa de la nostalgia, como cuando todo se hablaba cara a cara y no por el teléfono móvil o con un mensaje de texto, que omite todas las reglas del código del idioma que aprendimos a leer y escribir de pequeños como uno de los mayores progresos de nuestra educación.

Quien sabe si no tardarán mucho en desaparecer los libros, el lápiz, el papel y el bolígrafo, sustituidos por cualquier artefacto digital, como el teléfono, que quizá servirá por hacer las comunicaciones más ágiles, al mismo tiempo que siempre mediará entre las personas, que quizá acaben así relacionándose de manera más distante, necesitando siempre ese intermediario electrónico inexpresivo, siempre ávido de consumir energía.

Quizá este progreso acabará trayendo algún beneficio, como es que entenderemos lo que pone en las recetas del médico porque estará mecanografiado, a pesar de que si no estamos familiarizados, tampoco entenderemos lo que escriben los adolescentes en sus mensajes. Pero lo peor de todo, es que de nada servirá la nostalgia y si no nos vamos familiarizando con estos nuevos elementos, queramos o no, nos iremos quedando cada vez más atrás, contribuyendo de otra manera más a la exclusión de las personas, como cuando pasaba también antes con la gente que no sabía leer ni escribir, pero también con la particularidad de que en la escuela nos enseñaban a leer y escribir con lápiz y papel, pero por el momento, nadie nos enseña a utilizar un móvil o un libro electrónico.