Una vez más el fuego nos rodea, afecta también muchos
otros países. Se dice que en la mayoría de los casos, suelen ser provocados,
pero ni tan siquiera el aumento de las penas impuestas ante este tipo de
acciones, suele frenar a estos terroristas de la naturaleza, porque parece que
están seguros que no los descubrirán con facilidad.
Hay intereses
alrededor de la madera, por los terrenos para construir urbanizaciones, para
canalizar un gasoducto, hacer una vía de tren o una autopista, pero también
para forzar la contratación de medios de extinción o aumentar sus partidas
presupuestarias.
Actuando así, hay que proponer que los mecánicos del
automóvil podrían dedicarse a crear daños en los coches aparcados en la calle
para así tener más trabajo con las consiguientes reparaciones necesarias. Los
farmacéuticos podrían difundir numerosa clase de virus en el aire para vender
más medicinas. Los electricistas podrían producir apagones para que
necesitásemos de sus servicios. Los pintores también podrían manchar las
fachadas para que igualmente los necesitásemos. Los constructores podrían
derribar algunas casas para así tener que construir nuevas. Lo mismo cabe
pensar de los policías, que podrían liberar pronto a los delincuentes para que
volviesen a sus actividades delictivas y así nosotros también tuviéramos que
recurrir una vez más a la ley y su justicia.
Sin duda, así tendríamos lugares de trabajo para todos
y quizá, con un cinismo como el que muestran todas las personas que hay
alrededor de los intereses que provocan los incendios, podríamos salir de esta
crisis que nos afecta, está claro que quizá nos adentraríamos dentro de un otra
peor, pero hay que ser optimistas: ¡ya encontraríamos la manera de salir!.
Yo por sí a caso, voy a tener que buscar trabajo como
corredor de seguros, lo malo es que por el momento nadie quiere asegurar el
patrimonio natural.