SOY FUNCIONARIO

Quizá esta es una de las aspiraciones de muchas personas, que dada la inestabilidad laboral y la crisis que vivimos, buscan un puesto de trabajo seguro, “para toda la vida”. ¿Pero que hay para toda la vida?, cuando constantemente vivimos rodeados de productos que caducan, la gente muere, las relaciones se rompen, los servicios públicos se privatizan, la tecnología pronto queda obsoleta, al igual que las creencias, costumbres y pensamientos... Quizá aspiramos a una cosa que realmente no cuadra dentro de este mundo en el que vivimos.

También hay mucha gente que no tiene trabajo, entre la que yo también me encuentro. ¿Pero a quien le pueden quedar ganas de trabajar después de tanto tiempo de inactividad, de tan largas vacaciones?. Podemos tener gran fuerza de voluntad, y a pesar de que no tener trabajo pueda constituir una verdadera preocupación, el cuerpo se acostumbra pronto a la buena vida, a no hacer nada, a no madrugar... aparte que la mente tiene más tiempo para repasar una vez tras otra los mismos pensamientos viciados.

Por otro lado, a pesar de que muchos puedan afirmar lo contrario, trabajo hay y mucho, lo que quizá no hay es dinero para pagarlo, o quizá sí. Hay mucha gente en el paro, entre la que como ya he dicho, me encuentro yo. Soy consciente que verdaderamente el “mercado” laboral está mal, pero las personas, la ciudad y la sociedad igualmente tampoco están mejor y a menudo necesitan de la ayuda de los otros.

Ahora mismo estoy cobrando del estado, algunos dirían que como un derecho conseguido detrás de muchos años de cotización. En vista que no tendría trabajo, tenía en mente hacer algún tipo de obra social muy reivindicativa y visible para todo el mundo, como contribuir a recoger las cagadas de los perros a los parques, acompañar a las mujeres mayores en casa cuando vuelven cargadas del mercado o al médico, limpiar algún barranco de broza y desperdicios... Que aparte de hacer que no perdiese la costumbre de realizar una actividad similar a una jornada de trabajo, hiciera ver que efectivamente tengo ganas de trabajar.

Lo cierto es que durante muchos años he estado haciendo voluntariado en diferentes entidades sociales, compaginándolo con mi trabajo, es decir, de alguna manera también he estado haciendo horas extraordinarias gratuitamente, a pesar de que puedas encontrar otras satisfacciones y bla, bla, bla. Después de quedarme en el paro, y en vista de la escasa o nula respuesta tras de las acciones de busca de trabajo, tuve la oportunidad de dedicar más tiempo a estas acciones de voluntariado, que me permitirían mantenerme activo al mismo tiempo que también podrían ayudar a otras personas.

Así, cobrando ahora un pequeño sueldo del estado, con el que igualmente podría decir que soy funcionario con contrato de duración determinada, he preferido hacer algo más que cobrar por no hacer nada. Animo a la gente que hay en el paro a hacerlo, a invertir su tiempo y sus capacidades, que los ayudará a sentirse útiles, les proporcionará otra experiencia, servirá por ayudar a gente que quizá está peor que nosotros mismos, mejorará nuestro entorno, o quizá también les permitirá contacto con otras personas y muchas otras cosas de las que pensar, hablar y vivir.