EL FUTURO DE LA SANIDAD

A menudo las noticias nos informan de sucesos trágicos sobre accidentes, corrupción de la clase política, desocupación entre la clase trabajadora, atentados terroristas, catástrofes naturales, subidas de impuestos, reducción de servicios, derechos o prestaciones y un largo etcétera que acaban dejándonos siempre un regusto quizá más que amargo.

Entonces yo quería escribir algo que aportara una nota de humor, pero lo cierto es que no se me ha ocurrido nada, o por lo menos que diese pie para hacer un artículo.

Quizá me queda escribir de una comida familiar que tuvimos el fin de semana, en la que mi tía se quejaba que le habían asignado otro médico, porque según argumentaban, su anterior médico estaba muy saturado de pacientes y este otro médico no tenía tantos. Ella mostró su disconformidad y tuvo que hacer una renuncia para volver a tener su médico habitual, con el que estaba satisfecha, aunque le supusiese mayor tiempo de espera.

Mi hermano igualmente tuvo que ir a su pediatra porque su hijo tenía vómitos y diarreas, consulta de la que no sacó demasiado provecho y tuvieron que ir a urgencias, para acabar finalmente en manos de un médico privado.

Así todos se quejaban de la atención sanitaria que a veces recibimos y de la que aún quieren hacer recortes, que quizá acaben promoviendo mayor malestar entre los profesionales de la sanidad pública y que por tanto, si cabe, aún nos atiendan mucho peor.

Se añadió la idea que quizá sería más barato, rentable y eficaz poner alguna clase de máquina, que metiéndonos una cánula por el culo, otra por la boca y un termómetro bajo del brazo, rápidamente diagnosticase nuestra enfermedad y acabara imprimiéndonos un justificante del tratamiento necesario.

Tal vez esta es la única nota de humor que he encontrado. Entonces acabaron hablando de que quizá, en vez de pagar a la seguridad social para que nos atiendan como lo hacen o que llegue el día que ni tan siquiera podamos disfrutar de una prestación de jubilación o de desempleo, sería mejor hacernos un seguro privado, que seguramente acabaría resultando más barato aparte que nos atendrían mejor e igualmente también hacer un plan de pensiones y otro seguro de desempleo.

Al fin y al cabo, parece que la privatización acabará siendo la solución de todos los males, ¿o no?.