LA BELLEZA PERFECTA

Es verano. Estoy encendido y no sólo de calor. Ahora mismo vivo esa etapa que llaman cuarentena y todo lo que le precedía, así que sería capaz de comerme incluso una revista publicitaria de trajes de baño. Al menos me queda el consuelo de poder escribir sobre esta materia y alguno de los sentimientos que despierta en mí.

Hace poco, recuerdo un fin de semana en la playa que vi al natural al primer hombre con tanga de mi vida. Quizá antes había visto alguno en la televisión, pero no había visto ninguno en vivo y en directo. Lejos de caer en el escándalo, porque hay que decir que era una persona ya entrada en años y que no lucía un cuerpo torneado en el gimnasio, pero a pesar de esto, y aunque parezca machista, para mí aquella atrevida prenda de imitación de piel de leopardo, no lucía ni la cuarta parte de lo que puede lucir en una mujer.

Por ejemplo, yo también soy una persona de esas con mucho de pelo, tanto que de ponerme un tanga, este no sería visible y quedaría así devorado por la maraña de pelo que recubre hasta la regata de mi culo. Sin duda habrá físicos mucho mejores que el mío, esculpidos como perfectas esculturas griegas, pero seguro que no se puede comparar con la figura de una mujer, que no necesita tanto ir al gimnasio para lucir buen físico.

En una mujer, todo es diferente. Está claro que también habrá que no estén bien cuidadas, pero en su naturaleza, una mujer está diseñada para lucir, para gustar. Parece la culminación de la obra del Creador. Debo decir que para mí la belleza femenina está por encima de cualquiera otra cosa y a pesar de que me guste verlas tan bien arregladas, no necesita de un tanga, una falda muy corta o cualquiera otra de las miles de prendas que aún resaltan o insinúan una provocadora belleza que incluso puede llevar los hombres al delirio. Sin duda, es por eso que en este sentido somos muy diferentes a las mujeres, bien porque ellas lo saben llevar de manera muy discreta o porque no les domina una atracción por la belleza masculina, si es que cabe encontrarla por algún sitio. Y a veces me pregunto cómo puede haber mujeres tan bellas.

Es lógico pues que ellas no pueden perder la cabeza de la misma manera que los hombres. Ellas están muy satisfechas de lucir sus encantos, parece que incluso lo buscan, y tontos de nosotros, a babear. Sin duda si ellas babeasen de la misma manera, este mundo sería una jaula de animales en celo y por eso son así, para guardar el perfecto equilibrio.