EL ÚLTIMO PAPA

Hace ya unas cuantas semanas que la Iglesia estrenó su nuevo Papa, según dicen, tras darse la primera dimisión de este cargo en más de seiscientos años. Sé de gente ilusionada con este cambio que ya está organizando un viaje para verle. De otros, oigo que con las reformas que parece querer llevar a cabo el nuevo pontífice, pronto se lo quitarán de en medio. También hay quien dice que según las profecías de un santo que se publicaron hace poco más de cuatrocientos años, con este cambio se acerca ya el fin de la Iglesia, y posiblemente con él, el fin de la humanidad. Curiosamente, las profecías al respecto de otro muy popular y conocido médico y profeta, no se han cumplido.

Al parecer, hace siglos que algunas personas les atrajo la idea de anunciar el fin del mundo, o el llamado Apocalipsis. Pero tal vez, lo más significativo de este fenómeno, es que de un mensaje antiguo escrito en clave y a saber con qué intenciones, hay otras tantas personas que se esfuerzan en buscar relaciones y significados para dar por cumplidas lo que obviamente muchos califican de profecías. Me parece una tarea arriesgada anunciar el futuro, pero es necio el esfuerzo de querer ver el cumplimiento de aquellos dichos, quizá con la finalidad de dar un toque de atención a una humanidad en su mayoría impermeable a todas estas cavilaciones de gente aburrida.

Con todo esto, no nos cansamos de anunciar una vez tras otra el fin del mundo. Los seguidores de esta religión también lo llaman juicio final, que con el estreno de pontífice, parece ser que dan el disparo de salida en la cuenta atrás hacia el Apocalipsis, quizá en vista de que falló el calendario precolombino. ¿Llegará alguna vez el juicio final o ese fin del mundo que tanto ansían algunas personas? ¿Porqué queremos que se acabe el mundo o la llamada iglesia? ¿Acaso hay algo que no nos gusta? ¿Qué hacemos por cambiarlo?

Fin del mundo aparte, lo que tal vez verdaderamente necesitamos, es cambiar nuestra forma de actuar, librándonos de los egoísmos e individualismos y obviamente, esto no se consigue con la amenaza del fin del mundo o del fuego eterno, sino aprendiendo que el único camino posible para salir de la crisis, evitar el hambre en algunas regiones del planeta, proteger, respetar y cuidar la tierra, acabar con las guerras, injusticias, racismos e intolerancias, etc. es con un cambio en nuestras prioridades y valores como personas y en nuestra manera de relacionarnos con los demás. Así pues: más humildad, honradez, justicia, igualdad, respeto, sencillez y menos arrogancia, avaricia, inmoralidad e intolerancia. Esta es la receta que el mundo necesita.

--   Daniel Balaguer  http://www.danielbalaguer.es  https://sites.google.com/site/danielbalaguer