LA VÍA NEGRA

Desde hace unos años, en nuestra ciudad la gente podía disfrutar de un buen paseo en un entorno natural, bonito y quizá privilegiado, de manera muy accesible para hacer a pie, sin grandes desniveles ni dificultades, dándole uso a una antigua vía del ferrocarril, por la que nunca llegó a circular tren alguno. Estos trazados, que suelen haber por casi todo el territorio nacional, se llaman “Vías Verdes”. Quizá aquí, esta “Vía verde” era un poco más especial por estar conectada entre dos extremos de nuestra ciudad, aparte de tener pavimento y también luz en sus túneles.

Desde que se inauguró, son cientos de personas las que caminan, corren y circulan en bicicleta, haciendo ejercicio, charlando y estando en contacto con la naturaleza. Pero en este trazado, abundan los túneles, algunos de ellos con cerca de un kilómetro de longitud, que hasta hace poco, estaban iluminados.

Ahora, ya no hay luz, quizá no porque unas personas verdaderamente necesitadas decidieran arrancar el cobre del trazado eléctrico para venderlo a cambio de un dinero que les permita subsistir unos días más en estos duros tiempos que corren, sino porque el que comúnmente llamamos desgraciados, malhechores, ladrones, delincuentes, han decidido sacar dinero de una de las maneras menos decorosas y antisociales conocidas.

Estos personajes, que incluso es posible que no sean ni de nuestra ciudad, venden este y muchos otros materiales obtenidos en sus robos. Es un hecho que sucede aquí y en muchos otros lugares, ocasionando gastos y molestias a los ciudadanos, y más especialmente, a los ayuntamientos. El que resulta impensable es que aún no se hayan adoptado medidas para atajar estos delitos.

Recuerdo una película que vi en mi adolescencia, en la que para evitar los robos en esa sociedad supuestamente más avanzada, se aplicaban ya medidas drásticas como un sistema de seguridad, en el caso, dentro del propio vehículo, que directamente acababa con la vida del ladrón, electrocutándolo. Quizá llegue un tiempo en la que la llamada clase dominadora y enriquecida, llegue a instaurar unos sistemas de defensa de su patrimonio como este ante una sociedad más empobrecida, con un aumento de la delincuencia el más primitivo instinto de supervivencia.

Centrándonos en la realidad y por el momento sin llegar a ser tan drásticos, quizá una de las medidas preventivas a adoptar, sería sustituir el cobre por fibra óptica, que no permite sacar ese beneficio que tiene el preciado metal en su reciclaje, pero parece que este es inicialmente un gasto elevado. Así, quizá, otra de las medidas, ahora paliativas, sería mayor control sobre las empresas del reciclaje y la procedencia de los materiales que reciben, evitando así esta ladronería. Pero parece que como muchas cosas en nuestro país, esta es otra más de las circunstancias en las que se muestra buena parte de la indiferencia de la administración.