SE NECESITAN DESESPERADOS


Mi mujer conoció a un empresario que decía abiertamente que en su empresa quería trabajadores con hipoteca, un coche que pagar, familia que mantener... porque esos trabajadores eran los únicos que respondían como él necesitaba. Así, igual que el empresario quiere trabajadores endeudados, también interesa tener países igualmente endeudado, como parece que está pasando con el nuestro.
Quizá Europa necesita mano de obra barata y delante de las mismas puertas de casa para reducir costes de importación, y parece que en nuestro país no hacemos nada por evitarlo. Podría decirse que estamos cerca de vivir en un país tercermundista. Quien sabe si así llegaremos a instaurar un modelo comunista o dictatorial, en el que el empobrecimiento del pueblo cree mano de obra barata que algunos interesa, a los dirigentes de nuestro país, como la mercancía que vender, y a los de los otros países, como la mercancía que comprar abajo precio, sin necesidad de regatear.
De esta manera, sin trabajo, sin ingresos, con familia e hipoteca, sin estudios y con problemas de salud, pronto se buscará gente realmente desesperada, dispuesta a bajarse los pantalones por un trabajo precario y un sueldo miserable. Con este sueldo, no nos llegará para comer, pagar hipoteca, medicinas, dentista, estudios de los hijos, impuestos y peajes, aunque quizá llegaremos a un punto en que no podamos permitirnos un coche o incluso, cosas como la sanidad, la universidad o los transportes públicos, hayan dejado de existir.
Yo he tenido la oportunidad de trabajar en una empresa que seguía este mismo modelo, en la que se menospreciaba los trabajadores y todo era querer reducirle derechos o tenerlos a su total disposición. Todos estaban trabajando de mala gana, sin implicarse mucho en el trabajo o escondiéndose cuando aparecían los patronos. Yo era de los que no quise hacer horas extraordinarias, ni trabajar fines de semana.
En otra empresa donde trabajé después, en la que estaba a gusto, no me importaba hacer horas extras, incluso en fin de semana o hasta trabajando sin cobrar o llegando a poner mis propios recursos a disposición de la empresa.
Quizá entonces hay que analizar qué clase de país queremos y pensar si las medidas que irán anaren aplicándose son realmente las que mejor van a funcionar, porque no hay nada como la gente esté contenta y satisfecha.