LA PÍLDORA MÁGICA

El otro día estuve viendo un breve reportaje en el que se hablaba de la investigación en fármacos de adelgazamiento, siendo la obesidad al parecer, uno de los grandes males de nuestra actual sociedad. De algún modo, se esperaba encontrar un medicamento que permitiese comer lo que se desease, sin ningún tipo de dieta y sin necesidad de hacer ejercicio, sin que la persona pudiese engordar por ello.
También hablaba de los efectos secundarios de algunos medicamentos que hizo que fueran retirados del mercado, o incluso efectos secundarios de otros medicamentos destinados por ejemplo a la cura del alzhéimer y que como efecto no deseado, producían esa pérdida de peso. Pero por el momento, los investigadores admitían que aún estábamos bastante lejos de conseguir este fármaco milagroso y que el único modo real de no engordar, era haciendo ejercicio y consumiendo sólo las calorías que nuestro cuerpo necesita acorde a nuestra edad, metabolismo, sexo y actividad física.
Curiosamente, se dice del ser humano que es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir. Dejando de lado los problemas de obesidad reales como una enfermedad producida por causas diversas, resulta increíble pensar que en el mundo haya seres humanos que apenas tienen para comer y que padecen la malnutrición desde su propia gestación y en cambio haya gente que esté preocupada porque engorda porque come mucho, pero encima se mueve poco.
Al parecer, el mundo es un lugar lleno de paradojas ante las cuales está lejos de quedar en nuestras manos encontrar el equilibrio o solución alguna.