MEDIDAS JUSTIFICADAS

Hace unos días recibí un correo en el que según el autor, se anotaban las principales estrategias de manipulación de los medios de comunicación, de la que al fin y al cabo, todos somos víctimas. Hay que decir así, que más a menudo de lo que creemos, se falsean nuestras opiniones y se desvían nuestras atenciones y quizá más ahora, en tiempo de crisis.

Entre las cuestiones que reflejaba el correo, se decía que los medios de comunicación, son una herramienta con la que a menudo se desvía la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas mediante una inundación de informaciones insignificantes. Así quizá nos mantienen ocupados sin demasiado tiempo para pensar. Incluso, a veces se crean problemas para causar cierta reacción del público y hacer que este sea el que acepte las medidas a aplicar, por ejemplo con una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso en los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos o el abaratamiento de la mano de obra. De la misma manera, a veces, para hacer que se acepte una medida inaceptable, hay que aplicarla gradualmente, a cuentagotas, durante años consecutivos, como por ejemplo con las leyes del tabaco, evitando así una posible revuelta en caso de aplicarla directamente. También se pueden hacer aceptar medidas impopulares presentándolas como dolorosas y necesarias por una aplicación futura, dado que es más fácil aceptar un sacrificio futuro que inmediato, porque la gran masa del público tiene la tendencia a esperar ingenuamente que quizá todo irá mejor mañana y que el sacrificio exigido, podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

Pero otra de las ideas quizá más significativas que se anotaban en este decálogo, es que a veces, incluso parece que los publicistas se dirigen hacia el público como si fuéramos niños o retrasados. Igualmente es preocupante que lleguen a promover en el público que está de moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto, así se promueve que la distancia existente entre las clases superiores y las inferiores, sea cada vez mayor y por tanto, imposible de alcanzar para las clases inferiores, para que estas puedan ser mejor controladas, cosa que personalmente me pone los por los de punta.

No sé demasiado bien que pensar con respecto a todas estas afirmaciones y hasta qué punto pueden ser reales o podemos ser conscientes de su aplicación e influencia, pero lo cierto es que viendo los políticos, y más ahora que va acercándose la campaña electoral, me hace ver esta realidad en la que cada vez parece más que se dirigen hacia gente que nos parecemos más a los animales de granja que a personas con juicio y con plena y sana capacidad de opinar o decidir. Al fin y al cabo, quizá todos somos los títeres en manos de un sistema del que ni tan siquiera sabemos quién es el que realmente está moviendo los hilos.