MUJER MANTENIDA

El otro día fui a una ferretería a comprar algunas cosas que necesitaba y me topé con una mujer que tenía un mal día en su trabajo de dependienta, diciendo que si por ella fuera, castraba a todos los hombres. No sé qué había pasado antes para que ella estuviese así, pero rápidamente, con complicidad viril con su compañero de trabajo, me protegí mis partes por sí a caso se escapaba algo con aquel arrebato de furia.

Pasado ya el día de la mujer trabajadora, decía que ella era una mujer que no sólo trabajaba un día, sino también el resto del año y nadie se acordaba. Se quejaba que ella no paraba de trabajar y en casa tenía tres hombres que estaban en el paro. Sólo le faltaba llegar a casa y tener que cumplir con las tareas del hogar, sin demasiados agradecimientos, y por si fuera poco, también con los deberes maritales.

“Esto no puede ser. ¡Cuando vuelva a nacer, quiero ser mujer mantenida o prostituta de lujo!”, acabó diciendo antes de atenderme. Mientras, su compañero no paraba de sonreír. Quizá él tendría parte de culpa por haber puesto a aquella mujer de esta manera. “¡Tú que escribes en el periódico, quiero a que escribas esto!”, añadió.

Quizá a veces utilizamos la palabra “igualdad” y se nos llena el cerebro pensado en lo que hemos progresado, pero aún parece que la mujer se ha incorporado más al trabajo que el hombre a las tareas de casa. Tal vez en este sentido, parte de responsabilidad ha recaído más sobre la mujer, que hasta hace unos años, era quien se encargaba plenamente de la educación de los hijos y enseñarles a ser autónomos, entre otras cosas, con todo lo que hay que hacer para llevar una casa adelante, pero parece que se limitaron a transmitir lo mismo que habían vivido en sus propias casas, donde dominaba el machismo y el hombre estaba servido por la mujer.

Su incorporación al mundo laboral, le ha quitado tiempo a la educación de los hijos, y también parece que el padre tampoco se ha implicado suficientemente en ella. Así, quizá de la misma manera necesaria para crear su equilibrio, las chicas jóvenes tampoco están ya tan familiarizadas con las tareas domésticas como antes y prefieren estudiar, en muchos casos con mejores resultados que los hombres.

Entonces tenemos chicos que aún siguen algunos patrones machistas que esperan que la mujer se encargue de la casa y chicas que ya han dejado de saber cocinar, coser o como quitar la cal del excusado; chicos con más baja calificación y chicas con más estudios; chicas trabajando y chicos en el paro.

Así me pregunto turbado ¿para qué servirán los hombres dentro de unos años si ni estudian, ni saben llevar la casa, ni trabajan?.