DEPORTE: ILUSIÓN E IMPLICACIÓN


Soy una persona que de pequeño huía bastante del deporte, y más cuando a menudo era una asignatura obligatoria, con pocas variantes más aparte del fútbol o del baloncesto, o que incluso, llegaron a obligarme a que me apuntase en alguna de estas dos actividades deportivas. Ahora, me resulta curioso ver todos mis compañeros que jugaban al fútbol y que ya no practican más deporte, que en todo caso, el de los videojuegos. Yo, en cambio, camino por la sierra, cojo la bicicleta, esquío, nado, juego al tenis, al ping-pong, al pádel o al squash, y ahora también estoy aprendiendo a patinar, todo de manera libre, sin obligaciones, ni exigencias, sin destacar en ningún, ni competir a nivel de liga local.
Así, igualmente parece que aún destacan y tienen gloria sólo los deportes como el fútbol, a pesar de que ahora conozcamos y también haya bastantes seguidores de la fórmula 1 o del tenis por dos destacados deportistas de nuestro país. Digamos lo que digamos, el fútbol continúa siendo el deporte que más dinero mueve en nuestro país, el que más se promociona y al que más gente juega. Las otras variantes como la natación, el patinaje, el tenis, la bicicleta, la pádel, la petanca, el tiro con arco, el voleibol, el judo, el atletismo... son... minoritarios, o quizá la suma de estos, es realmente una mayoría que no sabemos ver. Pero lo cierto es que no tienen la misma inversión ni difusión. Por suerte, tenemos una ciudad donde hay bastando oferta de todos estos otros deportes alternativos, pero no siempre es fácil llevar adelante un club pequeño, sin demasiados recursos, que no tiene la afición que mueve el fútbol...
Dicen también que en el deporte se aprende disciplina, o a jugar en equipo, pero quizá, hasta hace poco, que había dinero para todo el mundo, también era un producto más de consumo, en el que como consumidores, si yo pagaba un carné, tenía derecho a exigir que todo estuviere conforme a mis exigencias, sin ninguna implicación más: yo quería jugar al fútbol, pagaba la cuota y exigía que el campo estuviese en buen estado, limpio, con las líneas bien marcadas, con las redes y el marco de la portería igualmente perfectos, con un balón nuevo, con los vestuarios limpios, con agua caliente... Pero a veces, todo esto supone unos gastos de mantenimiento que a menudo superan los ingresos, y en tiempo de dificultades económicas, quizá se hace notar, y más aún, la repercusión sobre los otros deportes minoritarios.
Tal vez, de esta manera es necesaria una implicación más activa por parte de los que quieren practicar ese deporte diferente, que les gusta, que les hace ilusión. Así, deben poner más de su parte para que el club funcione, se mantenga, supere los obstáculos, crezca... Esto supone una cosa a la que no estábamos acostumbrados: implicarnos no sólo al nivel físico que requiere el deporte, sino también organizativo, o incluso, con tareas de mantenimiento de las propias instalaciones, quizá una cosa verdaderamente impensable dentro del fútbol, que seguramente en seguida le quitaría seguidores. En cambio, en otros deportes así lo hacen.
Pero quizá el deporte es sólo un ejemplo de la necesidad de mayor implicación por parte de la ciudadanía a todos los niveles. No todo está en pagar y exigir, sino también en implicarse y velar por que todo funcione mejor. Quizá pensamos que esto supone un esfuerzo adicional que nos exige tiempo y algo más, pero realmente, cuando mayor implicación hay a nivel grupal, menor es el nivel de exigencia en la implicación individual que hay que aportar.
Como dicen: la unión hace la fuerza, pero estamos diseñados para trabajar verdaderamente en equipo?. Tal vez una cosa sea jugar y otra muy diferente la acción en la mejora social. Pero si no lo hacemos entre todos, ¿quién pensamos que lo hará?.