ASESINATO INVOLUNTARIO

Esta semana vino a visitarnos una tía de mi mujer, que nos contó que había muerto una amiga suya y estaba un poco afectada, porque según decía, tenían ya una edad en la que cualquier cosa podía darles más que un susto. Nos contaba que cuando esta salió de casa, yendo por el centro, un delincuente le pegó un estirón a su bolso y arrancó a correr con él, sin mirar atrás.

La mujer cayó y como consecuencia del batacazo, se rompió la cadera. Poco después, tuvieron que intervenirla con una operación quirúrgica para ponerle una prótesis, pero parece que hubo alguna clase de complicación a causa de su diabetes y finalmente murió. Hacía ya dos días que estaba enterrada, según nos dijo, hablando del sentido de la vida y lo fácil que a veces la podemos perder con una tontería como esta. Ella decía que le cogió miedo de ir sola y por este motivo, había decidido que cuando tuviese que salir de casa, no llevaría ya ningún bolso. Además, igualmente así se lo habían recomendado sus hijos, conscientes que a ella también le podía haber pasado una cosa así.

Después añadió, que al ladrón, parece que alguien a quien quizá ya habíamos visto alguna vez por la calle, le habían cogido ese mismo día del delito, pero poco después, fue puesto en libertad por tratarse de una ratería sin mayor importancia.

Seguramente ni este mismo delincuente podría llegar a imaginarse la consecuencia de su acto, total porqué, ¿por unas cuantas monedas o unos billetes?. ¿Y qué iba a hacer con ello?. ¿Sería más importante que la vida de esta mujer?.

Tal vez habría que pensar que este buscaba su supervivencia, pero ¿somos quizá animales para los que la propia supervivencia se produce aún a costa de la vida de otros?. Quién sabe si este es un comportamiento más común de lo que nos pensamos, a pesar de que no sea de manera tan evidente.

A veces no llegamos a ser conscientes de la magnitud que pueden alcanzar nuestros actos, por muy insignificantes que nos puedan parecer en un principio. Una pequeña acción, es quizá el detonante de una gran tragedia o de todo un cambio, que afecte no solo a una persona, sino a muchas otras. Lo cierto es que nunca podremos medir ni controlar hasta dónde pueden llegar nuestros actos y hay tantos factores, que a veces no tendrán el impacto que esperábamos, pero siempre debemos actuar desde el respeto, la prudencia y las buenas intenciones. Seguro que así habrá menos consecuencias negativas.