LLAMADA INESPERADA

La muerte. Hablar de ella eriza el vello a muchos, quizá porque de su llamada nadie escapa y de viajar en su compañía, tampoco se regresa. Llegada la hora de la muerte, la mayoría se dejan llevar en la inconsciencia de su dolor o perdidos en el mar de la demencia. A los más afortunados, se les presenta en la dulzura del sueño. A otros les sorprende de forma trágica, sin posibilidad de reaccionar. También hay a quienes les viene lentamente, en la larga agonía de una enfermedad o con el desfallecer del cuerpo a lo largo de los años.

Todos conocemos sus visitas y esperamos que venga lo más tarde posible a visitarnos a nosotros mismos, sin acabar de asumir que la muerte es también la consecuencia de la vida.

Quizá, cuando más nos sorprende, es cuando llama a alguien joven, en la flor de la vida; pero esta sorpresa nunca se acompaña de ilusión y alegría, sino más bien del llanto más amargo, la tristeza más oscura, la honda desesperación, el vacío desgarrador que golpea o atormenta a quienes la trajeron al mundo, a la pareja, a los hijos, a los amigos, a los compañeros de trabajo... Ante situaciones así, algunos nos hablan de una vida eterna; de los ángeles que la acogen en sus brazos; de reunirnos dentro de un tiempo con ella en un lugar maravilloso llamado cielo... ¡Quien sabe!. Otros alimentan su recuerdo para que siga entre nosotros.

Así, a modo de homenaje, tratando de inmortalizar el recuerdo de quienes la conocieron mejor que yo, recojo algunos de sus mensajes de despedida:

“No estéis tristes por que se ha ido, estad felices por haberla conocido.”

“Estamos aquí de paso. La gente llega y después se va y en el viaje de la vida lo único que cuenta es el tiempo pasado con la gente que te importa”.

“Allá donde estés te doy las gracias por haber entrado en nuestras vidas dejando huella”.

“Siempre estarás en nuestra memoria, con el deseo de que siempre te recordemos con tu preciosa sonrisa”.

Dicen que mientras se nos recuerda, somos inmortales... Pues hoy puedo decir que habrá personas que vivirán eternamente”.

“Diana: nos dejas un vacío en el corazón, ya que no te volveremos a ver, pero estarás dentro de todos y cada uno de nosotros. Parte de ti esta en nuestras almas, y podemos asegurar que no te has ido... ya que mientras te recordemos, nunca dejaras de existir”.