He oído que con la crisis quieren recortar en sanidad y en educación. Centrándonos en la enseñanza, si el gobierno persigue reducir el gasto en educación, nos encontramos que la enseñanza del futuro es una realidad ya cada vez más próxima.
Yo me acuerdo que cuando era pequeño, en casa se aprovechaba la ropa y los libros del mayor para los hermanos pequeños. Así, forrábamos los libros para que se conservaran mejor e incluso, se cosía la ropa cuando se agujereaba y se le ponían rodilleras. En el colegio, éramos unos treinta alumnos por clase y en secundaria, los ordenadores eran para jugar en casa, quien lo tenía, y poco más, porque en la escuela ni se conocían. Íbamos de viaje sólo al cambiar de ciclo y después de calentarse la cabeza tratando de vender un montón de papeletas para cualquier rifa. No se celebraban los cumpleaños y menos con toda la clase en una cafetería con un parque lleno de bolas de colores. Todo esto es cosa del pasado y de la memoria de la gente mayor.
En la enseñanza de este futuro próximo, no será necesario invertir en grandes instalaciones, calefacción, aulas modernizadas, mesas y sillas, profesorado, libros, ordenadores, uniformes... Un solo profesor, en un pequeño despacho, quizá en su propia casa, podrá dar clase a unos doscientos alumnos por vía telemática, es decir, con un ordenador con vídeo-cámara, conectado a la red y cada uno en su casa, haciéndose cargo de sus respectivos y propios gastos de Internet, calefacción, luz, mesa, silla, ordenador... ¡El dinero que se ahorraría así el estado!.
Así, lo que por un lugar se ahorrase, se podría invertir haciendo grande el país, por ejemplo construyendo aeropuertos, a pesar de que no fueran necesarios y no se abrieran nunca, porque así se crearían puestos de trabajo para una buena temporada; también se podría aumentar el sueldo de los diputados y senadores o disponer de más dinero para sus dietas (no regímenes dietéticos); incluso, se podría renovar cada año el parque móvil de los coches oficiales y los uniformes de los cuerpos de seguridad nacional; los pasos para los peatones también se podrían ya pintar del todo y no sólo en sus extremos; podríamos circular a 150 ó 200Km por hora en las autopistas todo el año y no tres meses a 110 para ahorrar; incluso, habrían dinero por enviarnos en casa el programa completo de cada uno de los partidos políticos de cara a las elecciones.
No hace falta tanta cortina de humo para darnos de qué hablar o desviar nuestra atención de las cosas verdaderamente importantes, pero claro, si se habla de que es necesario reducir el gasto en educación, no importa tener que comprar libros nuevos y totalmente diferentes cada año; ni pasa nada si cambian completamente el uniforme escolar cada poco tiempo, porque como al fin y al cabo, eso no lo paga el estado, sino que lo pagan las familias y parece que estas no sufren la crisis...