PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Con la llegada del año nuevo, suele ser muy común oír: “año nuevo, vida nueva”. Así mucha gente suele mirar atrás y hacer propósitos para reestructurar un poco su vida para el año próximo y tratar de mejorar en algunos aspectos; como por ejemplo apuntarse al gimnasio, bajar de peso, dejar de fumar, pasar más tiempo con la familia y los amigos, organizarse mejor, iniciar unos estudios, conseguir pareja, hacer el viaje deseado... a menudo estos propósitos, que suelen llevar un componente de compromiso por parte nuestra, acaban siendo las típicas cosas que generalmente acabamos por no cumplir. Quizá debemos tener claro que la vida no cambia de un día para otro. Debemos ir construyéndonos a nosotros mismos día a día y sin bajar la guardia, sin abandonarnos en ningún momento, y pensando que formamos parte de una sociedad interdependiente.

Por lo que he ido oyendo de unos y otros, hay bastante pesimismo respecto este año nuevo. Son muchos los que creen que la crisis aún será peor. La primera muestra empezamos a encontrarla ante de la noticia que van a subirnos la luz, el gas y la compra semanal y van a haber recortes sociales, por ejemplo en las ayudas por desempleo o el llamado “cheque-bebé” y la vivienda tampoco desgravará en la declaración de la Renta. Resulta curioso que después de ir repartiendo ayudas económicas por aquí y por allá como si fueran caramelos (quizá como forma de soborno por obtener votos) y como se vacían las arcas del estado, la forma de solucionarlo sea subiendo los impuestos.

Está claro que siempre lo pagan los que están bajo y los de arriba no sacrifican lo más mínimo. En lugar de ser más eficientes en la administración, gestión y uso de los ingresos o recortar unos sueldos hinchados o puestos de trabajo fijos de gente que no hace otra cosa que cobrar por estar aquí, o quitar los sueldos vitalicios de gente que sólo por haber estado unos pocos años en la política ya te derecho a una “pensión” para siempre, “vamos a exprimir u oprimir más aún a los que sustentan toda esta estructura!”.

Creo que esta forma de gobierno no es demasiado sostenible. Por suerte para los que están arriba, los de abajo callan y aguantan bastando, pero recordemos que también han habido muchas revoluciones y sublevaciones a lo largo de la historia y parece que como esto no mejore... alguien deberá decir basta. ¡Menos mal que como somos más civilizados, ya no utilizamos la guillotina!.

Quizá debemos volver a aclarar a los que nos dirigen, y también a los que hacen el papel de la oposición, que deben trabajar por que todo nos vaya mejor, no para vivir en costa nuestra ni desviar atenciones; que deben preocuparse que podamos llegar a el fin de mes, no al ir recogiendo más y más; que si han elegido estar en ese cargo, es por vocación, no por avaricia ni para hacer teatro; que cuando la gente no está contenta, hay que escucharla; que si no encuentran soluciones, no hace falta avergonzarse y mirar hacia otro lado, sino que hay que consultar. Que si se han ganado nuestra confianza para ser elegidos, no deben traicionarnos.

Igualmente hay que lanzar otros deseos, como que todos seamos menos avariciosos, menos materialistas, menos consumistas y también menos orgullosos; que seamos más comprensivos, más solidarios, más justos y más respetuosos.

Pero arrastrando el pesimismo contagioso, como estos deseos y propósitos no llegaremos a cumplirlos, sólo hay que pedir que Dios nos asista.