ADIÓS AMIGO

Hace unos días nos dejó un amigo. A pesar de que él no tuvo una vida fácil o con grandes éxitos, sino que más bien hizo sufrir un poco a la gente de su alrededor, debo decir que yo no conocí de él este pasado, sino que le conocí en un buen momento de su vida, quedándome ya el recuerdo de su sonrisa o el sentido del humor y viendo también que el cambio siempre es posible con un poco de voluntad. No pudimos gozar de su presencia demasiado tiempo, porque lo cierto es que ninguno de nosotros iba a imaginar que el cáncer pronto acabaría con él, pero en ésta recta final, a mí me sorprendió la valentía con la que enfrentaba su enfermedad, de la que era plenamente consciente, sin perder el ánimo, la esperanza o un envidiable sentido del humor, dadas las circunstancias. Cuando pensábamos que con aquel talante tenía más posibilidades de vencer, de repente se fue sin pena ni gloria, sin que nos pudiésemos despedir.
Pienso que en su última etapa de la vida se pudo reconciliar con sus hermanos, que con suerte permitieron ver el cambio y la mejora en su vida y le acompañaran en su final, pero son muchos los compañeros que le notamos a faltar y a alguno le sabe mal no haber podido visitarlo en el hospital, porque el proceso también ha sido bastante rápido. También le notarán en falta quienes compartían con él algunos momentos en la cafetería o el bar.
La muerte es la gran incógnita del ser humano, de la que todo el mundo quiere retrasar su encuentro, cosa que nunca conseguiremos por mucho que pensamos lo contrario. Generalmente la asociamos a tristeza, separación, pena o dolor, porque tampoco asumimos que la muerte es también la consecuencia de la vida.
Así, la vida de todo el mundo acaba de la misma manera, cogiendo a ricos y pobres, buenos y ruines, sin olvidar a ninguno y haciéndonos dejar atrás todas nuestras posesiones, creencias y recuerdos. Y cuando nos toca de cerca, reaccionamos como si no la hubiéramos conocido nunca. Así la vida es un punto en el tiempo, por tanto debemos disfrutarla mientras dure y no malgastarla sin sentido. Se puede añadir que el que distingue a uno de los otros es como vivió y como murió. También hay que saber que entregarse a las diversiones no equivale a saborear la vida.
Un filósofo dijo que hay quien opina que la vida falta de valor porque tiene un final, pero que también se puede pensar el contrario: que si la vida no tiene un final, también pierde valor, es decir, en cierta medida, el peligro constante de perderla es lo que nos permite darle valor. Pero quizá también hay que señalar que la responsabilidad de todo ser humano debe ser aspirar a hacer algo de provecho, haciendo que este sea un mundo mejor que el que encontramos y eso es en gran medida lo que le dará valor y sentido a nuestra vida.