El otro día estaba yo junto al cauce del río leyendo el periódico cuando oí a alguien hablando sobre el vandalismo que hay en los bancos, fuentes, barandillas y farolas de este entorno. Se trataba de un padre explicándole a su hija que todos los ciudadanos pagamos con los impuestos todo lo que hay a nuestra ciudad; que es para el nuestro beneficio y satisfacción, pero que no todo el mundo lo entiende así y hay gente que, quizá como un acto de rebeldía contra las autoridades o “el sistema”, atenta contra lo que está a su alcance. Curiosamente en el periódico se hablaba de la creación de uno nuevo puesto de trabajo en una población vecina: el educador de calle. Se trataba de dos personas que irían recorriendo el pueblo informando a los ciudadanos sobre normas de civismo. Algún motivo habrá para que se piense en crear puestos de trabajo como estos.
Lo cierto es que me pareció muy loable que un padre tratara un tema como este con su hija, ejerciendo la función responsable de ser padre: que podría ser una cosa así como educar los hijos por que sepan desarrollarse en este mundo con plena autonomía, alimentando la capacidad de razonar u opinar y ser responsables y partícipes de sus actos dentro de la sociedad en que se mueve cada uno.
A menudo he visto padres mirando a otro lado mientras su hijo hacía algo que no estaba bien, con total indiferencia; o argumentando que su decisión es “porque sí”, sin ningún otro razonamiento; o encarándolos al televisor o el videojuego por que no estorben, sin dedicarles demasiado tiempo para pasarlo con ellos escuchándolos, hablando y jugando... a menudo también he oído padres diciendo que no pueden con los hijos, o adultos diciendo que no entienden a las nuevas generaciones... Así cambia la sociedad, cambian los valores, pero a menudo no cambia para que nosotros seamos promotores de ese cambio, sino porque dejamos hacer, quizá como otros han ido dejándonos hacer a nosotros, dejándonos descubrir sin ningún guía. Así nuestros progresos como "seres humanos" son muy lentos y a veces vamos muy a la deriva, dejando perder oportunidades que no se volverán a repetir. Ser padre exige responsabilidad, paciencia, ser un ejemplo práctico, promover el cambio de aquellas cosas que se pueden hacer mejor... Pero parece que todos estamos demasiado inmersos en nuestro trabajo, préstamos, relaciones o problemas como para preocuparnos por los otros.
Se reclama también así la necesidad de crear una nueva asignatura, porque hay muchas cosas que vienen fallando en la educación de las nuevas generaciones. Hay quien se pone las manos a la cabeza antee los contenidos de esta asignatura, pero todo son intentos de abordar problemas o carencias que se han ido detectando en la educación de las nuevas generaciones. Y estos son tan amplios y variados, que quizá hace falta más que una asignatura. Lo cierto es que si hubiéramos tenido una buena educación integral de base, seriamos capaces de enfrentar mejor toda situación y comportarnos mejor dentro de la sociedad a la que pertenecemos. Pero podemos decir que esto no se consigue con una asignatura o con los educadores de calle, sino que requiere la implicación de todo el mundo: maestros, compañeros, amigos, vecinos, familia, ciudadanos...
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