VERGONZOSO

Ahora entiendo porque algunas personas tratan de evadir impuestos. Quizá si yo tuviera dinero, haría lo mismo.
Hace tiempo pude contemplar con grande pavor los sueldos de los concejales de una pequeña población como pueda ser la nuestra. A mí me avergonzó ver una lista con nombres y los sueldos mensuales y anuales, a los que posiblemente aún había que añadir el extra de cada lleno municipal, dietas, etc. Haciendo una media de todos estos sueldos, con lo que cobra un solo concejal al mes, podrían vivir entre tres y cuatro familias. Ahora entiendo la crisis de algunos ayuntamientos.
Ciertamente es para plantearse entrar en política y gozar de esos sueldos y “comilonas”, y más en tiempo de vacas flacas como estos. Porque por ejemplo, en un mes, el alcalde cobra lo que yo en medio año. Obviamente es un lugar de mucha responsabilidad que posiblemente yo o mucha otra gente no podríamos asumir, pero seguro que alguna concejalía podríamos llevar y también tendríamos muy buen sueldo, además de una jornada laboral posiblemente interesante.
Al poco tiempo, recibí dos correos de esos que circulan por la gran red de la información, donde con pocas buenas palabras, en uno de ellos se ponía a caldo a la gente que tiene la responsabilidad de conducir una nación y que en realidad se dedican a llenarse los bolsillos y hacer un teatro para desviar la atención de sus actividades y las de gente como ellos, que estando en la oposición, hacen lo mismo.
Pero el más interesante era el otro correo donde anotaba lo que debería entenderse por vocación del político: actuar al servicio del pueblo, aportando a la sociedad el mejor de sí mismo. Además, hacía un cálculo sumando los sueldos de los políticos más destacados y salían unas cantidades barbarás. Proponía fijar un sueldo ético para toda la clase política, aún muy por encima del que cobran muchos españoles, con la diferencia respecto a los actuales, se podría ver un gran ahorro con el que sanear mucho la economía del país o crear más puestos de trabajo, y más aún si se recortaran dietas, y otros gastos o se aplicase también en cada municipio.
Como esto resulta una propuesta que ronda la ficción, entonces, para que otros se dediquen a la buena vida a costa de los contribuyentes, quizá hay que decir palabras disparatadas como que cada uno mire por su bolsillo y declare lo que su generosidad por los demás considere. Así, cuando sobrevenga la anarquía porque la crisis vaya a peor y mengüen las arcas del estado, posiblemente se planteen seguir por el buen camino: la de la honradez, la justicia, la solidaridad...