INJUSTO

Yo he trabajado seis años en el metal y también he hecho alguna cosita en la construcción y para mí, eso es trabajar de verdad. Hay que añadir que me gustaba aquel trabajo de carácter físico, pero debo decir que bastantes de mis compañeros, ya mayores y tras muchos años en la profesión, estaban bastante quemados de la vida y del trabajo, además de que también estaban bastante estropeados y deseaban con ansia llegar a la jubilación. Me resultaba triste ver que deseaban envejecer y agotar su vida para llegar a esa etapa en la que finalmente descansar de sus fatigas. En aquel tiempo trabajábamos once horas diarias. Yo vi el panorama y lo tuve claro: había que cuidarse y reducir un poco la jornada por poder disfrutar de la vida y de mi juventud. Eso estaba mal mirado por los jefes de la empresa.
Tal vez a alguien se le ocurra pensar que quizá debían haber estudiado para tener un trabajo mejor, sin embargo, entonces, ¿Quién haría este trabajo?. Las casas estarían por construir, no tendríamos esas máquinas que nos hacen vivir mejor, no tendríamos muebles, telas, ni carreteras, ni tan siquiera joyas, porque nadie querría sacar los minerales del fondo de la tierra o castigar su cuerpo a la intemperie encima de los andamios o pasar la jornada delante de una máquina ruidosa...
Ahora por suerte los tiempos han cambiado y yo también tengo un trabajo que no castiga tanto el cuerpo y con el que no deseo agotar mi vida para llegar al día de mi jubilación, que por cierto, ahora por el momento parece que será a los sesenta y siete. Yo no pongo ninguna objeción, porque me gusta trabajar y por el momento me siento a gusto con lo que hago. Por mí, podría jubilarme a los setenta o quizá a los ochenta. Eso significaría que mi cuerpo se mantiene fuerte y en forma y yo estaría a gusto con el que estuviese haciendo, pero pienso en esa gente poniendo ladrillos y caminando por encima de los andamios haga frío o calor y pienso que no es nada justo que a ellos les alarguen la edad de jubilación y en cambio, banqueros, funcionarios y toda esa pandilla se jubilen bastante más pronto y puedan gozar de una jubilación que sin duda, será mejor económica y físicamente que la de cualquiera otro oficio.
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VERGONZOSO

Ahora entiendo porque algunas personas tratan de evadir impuestos. Quizá si yo tuviera dinero, haría lo mismo.
Hace tiempo pude contemplar con grande pavor los sueldos de los concejales de una pequeña población como pueda ser la nuestra. A mí me avergonzó ver una lista con nombres y los sueldos mensuales y anuales, a los que posiblemente aún había que añadir el extra de cada lleno municipal, dietas, etc. Haciendo una media de todos estos sueldos, con lo que cobra un solo concejal al mes, podrían vivir entre tres y cuatro familias. Ahora entiendo la crisis de algunos ayuntamientos.
Ciertamente es para plantearse entrar en política y gozar de esos sueldos y “comilonas”, y más en tiempo de vacas flacas como estos. Porque por ejemplo, en un mes, el alcalde cobra lo que yo en medio año. Obviamente es un lugar de mucha responsabilidad que posiblemente yo o mucha otra gente no podríamos asumir, pero seguro que alguna concejalía podríamos llevar y también tendríamos muy buen sueldo, además de una jornada laboral posiblemente interesante.
Al poco tiempo, recibí dos correos de esos que circulan por la gran red de la información, donde con pocas buenas palabras, en uno de ellos se ponía a caldo a la gente que tiene la responsabilidad de conducir una nación y que en realidad se dedican a llenarse los bolsillos y hacer un teatro para desviar la atención de sus actividades y las de gente como ellos, que estando en la oposición, hacen lo mismo.
Pero el más interesante era el otro correo donde anotaba lo que debería entenderse por vocación del político: actuar al servicio del pueblo, aportando a la sociedad el mejor de sí mismo. Además, hacía un cálculo sumando los sueldos de los políticos más destacados y salían unas cantidades barbarás. Proponía fijar un sueldo ético para toda la clase política, aún muy por encima del que cobran muchos españoles, con la diferencia respecto a los actuales, se podría ver un gran ahorro con el que sanear mucho la economía del país o crear más puestos de trabajo, y más aún si se recortaran dietas, y otros gastos o se aplicase también en cada municipio.
Como esto resulta una propuesta que ronda la ficción, entonces, para que otros se dediquen a la buena vida a costa de los contribuyentes, quizá hay que decir palabras disparatadas como que cada uno mire por su bolsillo y declare lo que su generosidad por los demás considere. Así, cuando sobrevenga la anarquía porque la crisis vaya a peor y mengüen las arcas del estado, posiblemente se planteen seguir por el buen camino: la de la honradez, la justicia, la solidaridad...
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PERSONAS CON GARANTÍA

Cuando compramos una nevera o un coche, entre muchas otras cosas, generalmente los fabricantes dan dos años de garantía, plazo dentro del cual, si hay alguna avería, habiendo hecho buen uso del aparato, la reparación está cubierta.
En el caso de las personas, que se supone que duran más que cualquier aparato, parece que la garantía se pierde tan pronto como influencias de la sociedad van calando en el individuo de manera que le hacen perder los valores. Pero qué son los valores?. A a menudo se habla de valores, pero parece ya una cosa abstracta, propia de los caballeros del pasado y su honor. Hoy el valor lo tienen las cosas materiales como el dinero, las joyas, la casa, el coche, el trabajo, las obras de arte, es decir, cosas que están fuera de las personas, y que por conseguirlas, a menudo es a costa de los demás. Y todo esto se refuerza más ante de la crisis que afecta todas las cosas materiales que llevan a nuestro bienestar y que nos mueven hacia la nuestra propia supervivencia, sin importarnos demasiado la de los demás. Así impera el egoísmo, la corrupción, la mentira, el consumismo, la opresión, la injusticia, la competencia, el individualismo, la inmoralidad, la violencia...
Quizá nos pueda resultar exagerado, pero en realidad no hace falta ir muy lejos para descubrir conductas poco honestas. Existen en la nuestra propia vida y debemos ser capaces de analizarlas, descubrirlas, sin intentar justificarlas con el comportamiento de los otros. Quizá aún no hayamos asumido que nosotros también formamos parte de la sociedad y que nuestro ejemplo, actitud y comportamiento en la vida sirven de modelo o influyen sobre otras personas. La sociedad no cambiará cuando cambien sólo las personas que ocupan altos cargos, sino cuando tú, aquel otro, yo... cambiemos.
Son los valores como la honradez, la lealtad, la sinceridad, la capacidad de trabajo y el sentido de la responsabilidad... los que dan una buena garantía de la propia persona. Es fácil saber a que nos atenemos cuando nos relacionamos con personas honradas. Al contrario cuando nos relacionamos con una persona falsa, hipócrita, sin honra y sin dignidad, todos son problemas, confusión y falta de entendimiento.
Tras este tiempo de crisis, hay que preguntarse como vamos a salir de esta y si hemos aprendido algo. Tal vez hay que volver a los verdaderos valores del ser humano. Pero cuáles son?. Debemos promover valores como el AMOR, en un mundo egoísta e indiferente; la JUSTICIA, frente a tantas formas de injusticia y exclusión; la PAZ, en oposición a la violencia; la HONESTIDAD, frente a la corrupción; la SOLIDARIDAD, en oposición al individualismo y a la competencia; la SOBRIEDAD, en oposición a una sociedad basada en el consumismo; la CONTEMPLACIÓN Y GRATUIDAD, en oposición al pragmatismo y al utilitarismo.
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¿DONDE ESTÁ DIOS?

Ante catástrofes naturales como las que hace un días nuevamente han asolado un país pobre, quizá alguien pregunte donde esta Dios y porque permite esas calamidades. Dada mi limitada capacidad, lejos de dar ninguna explicación teológica que sólo procede de gente acomodada, con la vida resuelta, que quizá no tiene cosa mejor que hacer y que realmente no aporta nada al mundo actual, según mis propias convicciones en las que pienso que nosotros somos las manos de Dios, quizá hay que preguntar qué hemos hecho nosotros para evitar situaciones de pobreza, de abandono, de desnutrición, desigualdades, falta de derechos, abusos de poder e intereses ocultos... en este mundo?. Entre otras cosas, ¿hemos escuchado y observado la naturaleza, por ejemplo antes de construir un camping, una urbanización o una hamburguesería en la vertiente de uno viejo arroyo seco, a los pies de un volcán o en una zona inundable?.
Pienso que es muy triste y cómodo esperar que sea una fuerza sobrenatural y todopoderosa, en la que poca gente o nadie cree, cambie el mundo, si nosotros mismos, que somos los que lo habitamos no hacemos nada. Y si encima maltratamos a nuestra madre, la tierra y su naturaleza, ¿qué queremos tener a cambio, un trato de favor y compasión?. Si incluso una madre se enfada con sus hijos, ¿cómo no va a enfadarse la tierra con nosotros dando toques de aviso como estos?.
Entonces la tragedia es un argumento muy pobre por cuestionar así la existencia de Dios, si ni tan siquiera le conocemos, ni le escuchamos a él ni su creación o ni le brindamos nuestras manos por que haga cambios en este mundo y que así nuestras vidas vayan mejor. Pero finalmente parece que a veces es necesario que haya una gran tragedia como esta para que mucha gente famosa y adinerada se levante más en su altar demostrando su solidaridad haciendo importantes donaciones económicas y arrastrando también a las masas. A pesar de que es muy loable ante una situación así, pienso que han llegado tarde, porque hay que decir que si todo esto se hubiese hecho antes de la tragedia, demostrando nuestra solidaridad y unión ante los más necesitados, esta no habría tenido las mismas dimensiones.
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