He de
decir que suelo ir a playas naturistas, que de la misma manera la gente las
llama libres, donde precisamente podemos encontrar a muchas personas, nunca
mejor dicho "libres", que como curiosamente también se dice, han
"salido del armario". Admito que aún me resulta un tanto extraño o
raro ver a dos hombres o dos mujeres besándose como pareja, pero pienso que
esto sólo es algo cultural, que mis hijos o mis nietos lo verán como algo
completamente natural, si otros no se empeñan antes en volverlos a encerrar
otra vez dentro del armario del que tanto tiempo les ha costado salir.
Principalmente han sido las creencias religiosas de quienes creen que tenemos
un alma inmortal encerrada en este cuerpo caducifolio, las que han hecho que
muchas personas quedaran recluidas en el armario, al parecer por ir contra las
leyes de la naturaleza. Puede resultar curioso que sólo quienes se han atrevido
a salir de la prisión de un cuerpo sexual, han podido amar, sin metáforas e
idealizaciones, a una persona de su mismo sexo.
Si hay
algo de malo en la homosexualidad, es la intolerancia hacia ellos, la
incomprensión y la represión a la que han sido sometidos. Y si realmente hay un
Dios en el que creer, según unas leyes divinas escritas que dicen que tenemos
que perdonar y no hemos de juzgar a nadie, sin duda este Dios nos ha puesto a
prueba para ver cuales son las ataduras y limitaciones de nuestro cuerpo y
nuestra mente y a su vez, toma nota al ver cómo dejamos de perdonar y juzgamos
a los demás desde una postura que parte de una completa ignorancia sobre esas
personas que sienten el amor, el cariño, la pasión y el afecto como algo
totalmente diferente.
Pienso
en lo triste que puede ser una vida en solitario y lo gratificante que puede
ser la vida en pareja bien llevada, que ofrece cariño, comprensión, calor,
apoyo... Así que todos merecemos alguien que nos acompañe en el camino de la
vida. ¿Y qué importa el sexo de la persona para este propósito? Y si entre una
cosa y otra, también podemos ¿Porqué no disfrutar del placer que nos
proporciona esa sexualidad humana tan diferente de la animal, puramente
procreadora?
Tal
vez muchos se consideren muy progresistas, pero en este sentido, seguimos en la
edad de piedra, porque el respeto humano, cualquiera que sea su ideología,
creencia o inclinación sexual, sigue haciendo mella en nuestras relaciones con
los demás. Como se dice: “Vive y deja vivir”.