USAR Y TIRAR

El matrimonio de la democracia y el capitalismo, que quizá estuvo a punto de seducir a los países islámicos como no supo hacer el catolicismo, bajo la aparente defensa de derechos y libertades, haciéndonos creer que el voto es la mejor herramienta en la protección de los intereses de sus ciudadanos, ahora es ya un viejo modelo que esta en crisis, porque tampoco se ha podido librar de la prostitución y la corrupción humana.

Así, como los hijos de este matrimonio, nos han enseñado a consumir en un mundo de usar y tirar; en el que todo caduca porque siempre hay que vender nuevos productos; en el que no podemos acabar de seguir modas que van y vienen; en el que vestimos ropa de temporada, que esta vieja o desfasada al año próximo; en el que los ordenadores, móviles o sistemas operativos, en muy poco de tiempo quedan desfasados; en el que resulta más barato comprar una impresora nueva que cambiar el cartucho de tinta agotado o comprar una lavadora nueva antes de que cambiarle cualquier pieza estropeada; en el que podemos utilizar platos, vasos y cubiertos de plástico por la "comodidad" de no tener que enjuagarlos; en el que también hay bolsas, jeringas o boquillas de alcoholímetro de usar y tirar; en el que todo necesita energía por funcionar; en el que se prefiere destruir los excedentes de producción, antes de que darlos a gente con pocos recursos; en el que incluso los famosos o los políticos tampoco duran demmasiado; en el que también el trabajo y los empleados o el matrimonio igualmente son de usar y tirar... Así, todo tiene una duración limitada o fecha de caducidad y nosotros lo vemos como una cosa completamente normal.

Este modelo consumista, insaciable, agotador de recursos, que busca vender más y más cada vez, concentrando la riqueza en sólo unas pocas manos,  por mucho que algunos quieran mantenerlo y salvarlo, parece no ser útil ya. Es necesario hacer prevalecer el ser humano, la honradez y la protección del medio natural y sus recursos por encima de la especulación y el negocio enriquecedor que ha estado deslumbrándonos a todos porque nos ha facilitado la capacidad adquisitiva. Así, parece que este bienestar nuestro, de la clase trabajadora, quien tenga trabajo, también llega a su fin.

Empezamos volviendo a utilizar los capazos de compra, y conforme están las farmacéuticas, nos veo reutilizando preservativos o jeringas, entre otras cosas; o quizá también empezará a haber más enfermos mentales sueltos, sin medicar porque no se podrán pagar los medicamentos o porque tampoco habrá centros para su tratamiento; como también drogodependientes, porque son un gasto sanitario poco eficiente o quizá menos prioritario y si es preciso reducir el gasto sanitario...; igualmente se podrán reducir las estancias en prisiones, en hospitales; y quizá también deberemos dejar aparcado el coche e ir más a pie, o sacrificar los almuerzos en el bar o los cenar y las copas del jefe de semana fuera de casa...

¿Nos podremos acostumbrar a vivir de manera más humilde?.