EL PROXENETA

Hace unos días vi una película donde al principio el protagonista decía no estar interesado por el dinero. Era un estudiante, que por un proyecto innovador, recibió importantes ofertas de trabajo que acabó rechazando y donando el fruto de sus habilidades gratuitamente. Después este personaje inició otro proyecto que igualmente quiso ofrecer a la gente de manera gratuita, pero avanza ayudado por algún amigo que pone el capital, apropiándose también de una vaga idea de otros y cogiendo pequeñas inquietudes de sus compañeros de universidad. Así, una idea madurada entre todos y que también parte del despecho hacia una novia y la necesidad de conocer chicas, o la ambición de otros amigos y la traición entre unos compañeros de universidad, acaba transformada en una gran empresa y él se convierte en el multimillonario más joven del mundo. Curiosamente es la ambición de los otros lo que hace que él acabe siendo millonario y en este punto, él ya no renuncia al dinero y sus principios altruistas quedan completamente ahogados.
Lo cierto es que todo el mundo sueña en tener dinero y si no somos capaces de ganarlo por nosotros mismos, con nuestro esfuerzo, sólo queda ya confiar que nos toque la lotería. Así dicen que no se puede servir a Dios y al dinero, porque parece que este último es más goloso y en esta efímera vida, donde nos da seguridad y comodidad, también acaba corrompiendo a los seres humanos. Cuando más dinero tenemos, también queremos más; parece no haber bastante y cuando lo que nos preocupa es almacenar más y más dinero para vivir con ciertos lujos y comodidades, estamos dejando de lado mucha otra gente que a veces no tiene lo mínimo para vivir dignamente.
También hay quien utiliza estas necesidades de otras personas para tocar la sensibilidad de la gente y recaudar dinero, que quieren conseguir a la desesperada acosándonos con loterías y donativos; apelando a la buena voluntad, la caridad o la solidaridad. Algunos a veces lo hacen renunciando ya a sus verdaderos valores o principios, o incluso como medio para su propia subsistencia y una vez llenas las arcas, el dinero tampoco llega a utilizarse para su finalidad, sino que van bañando allá por donde pasa y finalmente poca parte de los recursos recaudados acaban llegando a su destino solidario.
Es una realidad que todo se cuantifica y valora con dinero y llega a hacerse cualquier cosa para tener; incluso hay gente que dice que si no tienes dinero no puedes hacer nada y esto es triste: quiere decir que le hemos quitado todo el valor al ser humano y sus capacidades y se lo hemos dado al dinero. A veces también nos pueden plantear hacer un donativo o participar como voluntario y parece resultar más cómodo contribuir con un donativo y no calentarse más la cabeza. ¿Pero qué pasa o qué hacemos cuando la economía falla?. Entre otros muchas cosas, quizá es cuando algunos miran hacia arriba y le preguntan a Dios porque o le piden ayuda.