LETRA PEQUEÑA



Es sabido que hay personas con dificultades para leer, especialmente si se trata de gente mayor o personas con algún tipo de problema en la vista. Pero no sólo afecta a estas personas, sino a todo el mundo. Incluso, a mí por ejemplo, que tengo bastante buena vista, me cansa o me cuesta leer todo lo que está escrito con letra de medida inferior a 6 puntos. Curiosamente, podemos encontrarnos que los documentos importantes, como puedan ser contratos bancarios, condiciones de una tarjeta de crédito, un contrato de línea de teléfono o de Internet o las cláusulas adicionales de un seguro... vienen escritos en letra especialmente pequeña e incluso, a veces con falta de color, es decir, con poca nitidez.
Si son realmente importantes las condiciones de estos documentos, ¿por qué están escritos de manera que resulta difícil su lectura?. ¡Que no digan que es para ahorrar tinta ni papel!. Para mí no hay otra explicación que decir que “hay gato cerrado”, porque aparte del minúsculo tamaño de la letra o su falta de color, también su vocabulario es especialmente difícil de entender para cualquiera, cosa que una vez más refuerza que puede haber cierto engaño. Pero por sí aún fuera poco, tampoco te dejan tiempo para leerlo detenidamente, ni se molestan al explicarte lo que vas a firmar, por sí hay algo que no entiendes.
A pesar de esto, quizá no hace falta hablar de malas intenciones, sino que este posible engaño, no suele ser otro que van a darte lo menos posible sacándote lo más posible. Por ejemplo, en el caso de un seguro, que en apariencia pagas como bueno y con muchas coberturas, en esa letra pequeña pondrá que precisamente eso que se te ha roto, no está incluido en las coberturas generales. ¡Recojones, si el tío que me hizo el seguro decía que lo cubría todo!. ¡Esto de pagar si no respetaba la permanencia no me lo explicaron cuando firmé el contrato!...
En fin. Quizá vivimos en un mundo con muy poca transparencia y claridad, en el que parece que los consumidores nadamos inocentes entre las aguas de un mar lleno de tiburones, y quizá más ahora, en estos tiempos de crisis, en el que las compañías de la luz, del gas, del teléfono, de Internet o de seguros, van de cacería de clientes. Por suerte, quizá alguien cansado de los abusos o engaños, creó las oficinas de atención a los consumidores.
-->
--   Daniel Balaguer  http://www.danielbalaguer.es  https://sites.google.com/site/danielbalaguer