EL SENTIDO DE LA FE

A menudo los seres humanos han debatido sobre la existencia o no de fuerzas divinas. Se dice también que creer en algo no visible ni demostrable científicamente, es sólo cuestión de fe. La fe, simplemente se tiene o no se tiene. Pero ¿Qué es la fe? Dicen que mueve montañas. ¿Cómo lo podríamos explicar?

Quizá podamos utilizar el sencillo ejemplo de las espinacas. Se dice que hacia 1930 las autoridades sanitarias de un conocido país se vieron desbordadas por el aumento del número casos de anemia producidos por la falta de hierro. Pronto se iniciaron campañas entre la población para popularizar el consumo de alimentos ricos en este mineral. Según un estudio publicado en el año 1870 y por un error en la trascripción del intérprete, se trascribieron mal los datos originales, corriendo los decimales de la cifra y por tanto, multiplicando por diez el contenido en hierro de las espinacas.

Este error dio lugar a que se disparase la producción y el consumo de espinacas, incluso llevándolo a la televisión a través de un personaje animado que al tomar espinacas, cobraba una fuerza y vigor espectaculares. Aunque luego se descubrió el error, el aura del personaje siguió eclipsando la realidad y el mito aún persiste en nuestros días.

Esto explica el poder de la fe. Los seres humanos parece que necesitamos creer en algo para movilizarnos, para producir y consumir espinacas, para verlo en la televisión, indistintamente que el origen de esa creencia esté fundamentado en errores o imperfecciones. Creer en algo nos ayuda a ser mejores, a sacar fuerzas, a mover el poder de la humanidad. Y mientras, los que no creen, los que están convencidos de que estamos aquí por una serie de mutaciones aleatorias, producto de la evolución, quizá se limitan a vivir, naciendo, creciendo, trabajando, amontonando riquezas, reproduciéndose y envejeciendo sin más, como robots, tal vez también sin preocuparse por los demás.

--   Daniel Balaguer  http://www.danielbalaguer.es  https://sites.google.com/site/danielbalaguer